Ethereum, la segunda criptomoneda más grande después de bitcoin, está a algunos pocos meses de cambiar su infraestructura a un nuevo modelo, con el objetivo de reducir sus emisiones de carbono en un 100%.
¿Cuáles son las implicaciones de este proyecto? De acuerdo con el periodista Alex Hern, de The Guardian, el Ethereum también proporciona infraestructura para otras criptomonedas, pero no solo eso, sino también para muchas plataformas de tokens no fungibles (NFT, por sus siglas en inglés), que en fechas recientes han alcanzado precios exorbitantes. Entonces, esta decisión podría mejorar radicalmente la eficiencia energética del sector.
Según Hern, el objetivo consiste en cambiar la forma en que funciona la cadena subyacente de bloques de Ethereum. Actualmente, Ethereum utiliza un sistema de “prueba de trabajo”, como el modelo utilizado por Bitcoin y la mayoría de las otras criptomonedas. La seguridad del sistema en su conjunto está garantizada por el requisito de que los miembros quemen electricidad mientras realizan matemáticas complejas, pero inútiles, para garantizar que ningún usuario pueda dominar el sistema por sí solo.
Cuando se complete el cambio, Ethereum utilizará en su lugar un modelo llamado “prueba de participación”. Bajo ese enfoque, en lugar de repartir responsabilidades internas en función de la cantidad de electricidad que se quema, el sistema asigna energía en función de la cantidad de Ethereum que ya tienen los usuarios existentes, lo que requiere que “apuesten” una parte de su moneda cada vez que toman una decisión.
El cambio a prueba de participación, continúa la nota, se ha planificado durante varios años, con una serie de problemas, tanto técnicos como organizativos, que retrasan la implementación. Pero ahora, según Carl Beekhuizen, un miembro del personal de investigación y desarrollo de la Fundación Ethereum, que lidera el desarrollo de la criptomoneda, el cambio será completo “en los próximos meses”.
La red Ethereum existente usa alrededor de 5.13 gigavatios de energía, una cifra que equivale, por ejemplo, al consumo de un país como Perú. Para Beekhuizen, se estima que la red se reducirá a solo 2.62 megavatios después del cambio. De igual modo, los beneficios se incrementan a medida que aumenta el valor de la criptomoneda.
La prueba de trabajo ha durado más de una década y ha sido objeto de crecientes críticas por las demandas extremas de recursos que impone a las criptomonedas. Bitcoin, que sigue siendo la criptomoneda más grande y sin planes avanzados para cambiar a prueba de participación, usa la misma cantidad de energía cada año que los Países Bajos y tiene una huella de carbono del tamaño de Portugal, según estimaciones de Digiconomist.
Además de consumir grandes cantidades de electricidad, la prueba de trabajo también crea una gran demanda de hardware informático rápido. Eso ha provocado escasez, tanto a nivel industrial como de consumo. Nvidia, que fabrica tarjetas gráficas para jugadores de PC que pueden reutilizarse en hardware de criptomonedas eficiente, incluso ha comenzado a vender versiones especiales de sus productos que se debilitan artificialmente cuando se trata de ejecutar el software de Ethereum en ellos, para tratar de retener algunas acciones para su mercado Central.
Incluso si Bitcoin no sigue a Ethereum y se aleja de la prueba de trabajo pronto, puede haber otra solución para el uso de energía del sistema: el precio de bitcoin se ha desplomado en los últimos días, y ahora tiene un 40% de descuento en los máximos históricos, después de jugadores poderosos, incluidos China y Elon Musk, manifestaron su descontento con la moneda.
Fuentes de Consulta
Hern, Alex. (2021, mayo 19). “Ethereum cryptocurrency to slash carbon emissions”. The Guardian. Recuperado de: <https://www.theguardian.com/technology/2021/may/19/ethereum-cryptocurrency-to-slash-carbon-emissions>.