La enfermedad renal en el estado de Aguascalientes ha ido avanzando con la misma discreción con la que suele atacar el cuerpo humano, es decir, de forma silenciosa y sin dar señales evidentes hasta que el daño es irreversible.
Según datos del Registro Estatal único de Enfermedades Renales Crónica de la Secretaría de Salud del estado, actualmente hay 2 mil 792 pacientes diagnosticados, de los cuales la mayoría. 2 mil 319, residen en la capital. El dato no sorprende, pero sí inquieta: la prevalencia en Aguascalientes es de 2 mil 375 casos por millón de habitantes, una cifra que pone al estado en alerta.
Más allá de la cantidad de casos, lo que preocupa es el origen en torno a sus causas. De los 2 mil 792 pacientes diagnosticados, la razón principal de su enfermedad es “desconocida” en 1 mil 365 casos, es decir, el 49 %. Esto significa que prácticamente la mitad de los pacientes con enfermedad renal en Aguascalientes no tiene una explicación clara de por qué sus riñones fallaron.
Las enfermedades crónicas como la diabetes (674 casos) y la hipertensión (319) aparecen como factores de riesgo conocidos, pero su impacto es superado por un vacío de información que impide hacer un diagnóstico certero.
Es importante mencionar que por un grupo demográfico, las personas de 30 a 39 años son quienes más concentran la ERC. Ahí, destacan los hombres, con una prevalencia de 786 casos, frente a 412 de mujeres del mismo grupo poblacional. De este grupo le sigue en menor medida y de manera distribuida las personas de 60 a 69 años; y posteriormente los de 50 a 59 años.
Aguascalientes tiene 1 mil 193 pacientes trasplantados, una cifra que refleja tanto avances médicos como una lista de espera que crece año con año. La mayoría de los procedimientos se realizaron en el IMSS (760 casos), seguido por el ISSEA (192), el Hospital MAC (99), el ISSSTE (61), y el sector privado (66).
Sin embargo, el acceso al trasplante no es igual para todos. La capacidad de recibir un órgano depende de múltiples factores: disponibilidad de donantes, acceso a un hospital con la infraestructura necesaria y, en muchos casos, la posibilidad económica de costear una cirugía en el ámbito privado.
La mortalidad es otro indicador de la profundidad de la crisis. Según el Registro Estatal, 1 mil 364 pacientes han fallecido a causa de la ERC en Aguascalientes. De estos, 417 murieron por infecciones, mientras que 335 perdieron la vida por complicaciones cardiovasculares.
El paso de la pandemia también dejó su marca en la estadística: 151 pacientes con enfermedad renal fallecieron tras contagiarse del virus, lo que subraya la vulnerabilidad extrema de estos enfermos ante cualquier otro padecimiento.
Ante este panorama, el estado ha decidido intervenir en la fase más temprana posible: la juventud. Es por esto que se ha tomado la medida de que el personal de salud visite tanto las secundarias como preparatorias de la región para realizar pruebas gratuitas que ayudan a detectar y prevenir enfermedades reales en estudiantes.
José Manuel Arreola Guerra, director del Instituto de Atención Integral de Enfermedades Renales del Estado (INAER), explicó que el tamizaje renal consiste en una prueba sencilla con muestra de orina que permite evaluar el funcionamiento de los riñones.
El objetivo es identificar factores de riesgo desde edades tempranas y prevenir el avance de la enfermedad antes de que sea irreversible. Esta medida representa un primer paso para frenar el crecimiento de la enfermedad renal en Aguascalientes, pero no resuelve el problema de fondo: el acceso desigual a la atención médica, la falta de información sobre el padecimiento y la necesidad de un diagnóstico oportuno en toda la población.
El éxito del programa no solo dependerá de la detección, sino de que exista un sistema de salud capaz de atender a quienes resulten en riesgo. Porque en la lucha contra la enfermedad renal, el tiempo es el enemigo más peligroso.