N31 | Agosto | 2022
Cecilia González Ruiz Esparza es una Diseñadora Industrial que lidera Alfaroles de Barro, una empresa dedicada al trabajo artesanal en cerámica, donde crea piezas 100% originales para decorar espacios, resguardar plantitas o utilizar como utensilios de cocina. Este año, Ceci cumple 7 años de haber iniciado este gran proyecto que comenzó cuando era estudiante de la UAA y que le cambió la vida a ella y a toda su familia, pero que también les ha cambiado la vida a muchas personas que acuden a los cursos de cerámica que ofrece en su taller.
“Yo inicié Alfaroles de Barro, porque no tenía un trabajo fijo”, relata Cecilia La More, “De hecho, acababa de renunciar a mi trabajo Godín. A mí siempre me llamó la atención la cerámica y luego de recibir el impulso de familiares, amigas y amigos, decidí abrir mi taller. Primero, empecé con unos colegas, pero ahora yo estoy al frente de este proyecto con la ayuda de mi hermano Mauricio”.
Alfaroles de Barro comenzó su historia con un pedido de cráneos, pero muy pronto relata Cecilia La More se dio cuenta de que el trabajo en cerámica le resultaba muy sencillo; además, sus creaciones fueron muy bien recibidas por la gente.
“Coincidieron varias situaciones”, explica Cecilia La More, “Yo me percaté de que no solo disfrutaba mucho el trabajo en cerámica, sino que también se me facilitaba. Y al comenzar a vender, fue muy lindo que a las personas les gustaran mis creaciones. Después, noté que la cerámica era un material muy accesible y económico. Por si fuera poco, no había mucha gente que se dedicara a la creación de diseños originales en cerámica. Todo eso me impulsó a abrir Alfaroles de Barro”.
En Aguascalientes, Cecilia La More es pionera en la creación de artesanías en cerámica, pero sí reconoce que en todo este tiempo el sector ha cambiado notablemente, sobre todo si lo compara con las actividades que realizaban cuando inició su proyecto.
“Ya hay más talleres que trabajan la cerámica”, afirma Cecilia La More, “No es raro que la gente me pregunte si me asusta la competencia, pero yo creo que te lleva a ser mejor en lo que haces. Más allá de eso, una de mis metas con Alfarores de Barro fue darle una nueva vida a la cerámica, que la gente volviera a utilizar este material”.
Manos únicas que crean piezas únicas
Emprender significa acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro. Y qué mayor satisfacción que llevar al éxito ese negocio propio que de un momento a otro se convierte en una gran empresa que da sustento a más familias. Y es que alcanzar una meta es una satisfacción para la que a veces no hay palabras.
“Mi mayor logro”, reflexiona Cecilia La More, “Es el reconocimiento de la gente, que ya nos ubica y le gusta nuestro trabajo. Uno de los distintivos de Alfaroles de Barro es que aunque las piezas provienen de un molde, a todas les doy un trabajo manual que las hace únicas”.
Alfaroles de Barro se ha posicionado en el gusto de las personas gracias a la mejor publicidad: la recomendación de boca en boca, de viva voz. Ahora, Cecilia La More busca alcanzar un logro más: abrir una sucursal de Alfaroles de Barro en algún otro estado de nuestro país.
Enfrentar los temores, superar el miedo
Para una emprendedora o un emprendedor, el miedo es el gran enemigo a vencer, pues a diferencia de personas que forman parte de alguna empresa, sacrifican la certeza, la tranquilidad, la seguridad, por ejemplo, de un sueldo fijo y seguro, para embarcarse en una aventura incierta e incluso tenebrosa.
“Con frecuencia entro en conflicto conmigo misma”, cuenta Cecilia La More, “Y claro que me preocupo y siento miedo, pero también he aprendido a compartir mis emociones con mi mamá, con mi hermano, con amigas, amigos y colegas”.
En sus propias palabras, proyectar en redes a Alfaroles de Barro como una empresa honesta y cálida le ha permitido mantenerse presente: “Cuando siento más miedo, inmediatamente trato de tranquilizarme y decirme a mí misma: «Ponte a trabajar, porque no hay de otra». Creo que todo está en siempre esforzarse, en dar un poquito el extra”.
“Yo creo que el fracaso es algo que tenemos permitido sentir”, continúa Cecilia La More, “Y también la tristeza, porque si solo piensas en «No. No quiero fracasar», difícilmente verás todo el panorama de lo que estás viviendo, y eso, de una u otra manera, te impide ver soluciones. Yo he tenido equivocaciones, accidentes, problemas con los hornos, ¡en fin!, situaciones que provocaron que hubiera gente que me dijera: «¡Híjole! Tu marca ya no va a poder seguir adelante», pero mi hermano, mi familia y yo siempre buscamos la forma de continuar, de persistir”.
Cada vez que Cecilia La More se encuentra en una etapa difícil o vive un fracaso, vienen a su mente las palabras que en más de alguna ocasión le ha dicho su mamá: “¡Soluciones! ¡Soluciones!”. Entonces, Cecilia La More se repite a sí misma: “Vamos a recuperar la calma y luego a buscar soluciones”.
La vida de una emprendedora, de un emprendedor, está llena de satisfacciones que se acompañan de muchos sacrificios. Cecilia La More, por ejemplo, decía: “¡Ay, no! Cuando sea emprendedora, no voy a trabajar los fines de semana”; sin embargo, desde que está al frente de Alfaroles de Barro, los fines de semana se convirtieron en los días en que tiene más trabajo.
“He sacrificado mi vida social, fechas importantes, ratos de diversión con familiares, amigas y amigos, pero también la parte amorosa, sentimental; he sacrificado vacaciones y tener ingresos estables. Muchas veces me han dicho que soy muy workaholic, pero ¡cómo no serlo si Alfarores de Barro es mi bebé!, pero todo ha valido la pena. Además, tengo la fortuna de que quienes saben que esto es importante para mí, me han tenido paciencia”.
Enfrentar los temores, superar el miedo
Para Alfarores de Barro, los bazares que reúnen a emprendedoras y emprendedores, al igual que las ferias son espacios importantes para darse a conocer y mantenerse vigentes, pero con la pandemia se enfrentaron a una situación difícil y compleja.
“Cuando empezó la pandemia no faltaba mucho para la Feria de San Marcos”, dice Cecilia La More, “Nosotros ya teníamos muchas piezas producidas y en producción, pero nos dicen: «¡Pandemia! ¡Se cancela la feria!», sí fue de «¡Chin! ¿Y ahora?». Entonces, subimos mucho contenido a nuestras redes sociales y, como la gente tenía más tiempo, logramos llegar a más personas. Además, entregamos a domicilio para captar a más clientes y, poco a poco, logramos salir adelante”.
Cecilia La More reconoce que si descuida un poquito las redes sociales de Alfarores de Barro, inmediatamente se nota que hay un descenso en ventas, en seguidores o en personas que preguntan sobre las artesanías que producen: “Ahorita lo que procuro es cuando menos estar cuatro días a la semana con presencia en redes, porque me ayudan muchísimo a generar ventas”.
La pasión por trabajar
“¿Qué consejo le daría a una emprendedora o a un emprendedor?”, se pregunta Cecilia La More, “Les diría que nada es fácil. Es cierto que vivimos tiempos muy difíciles. Por eso, mi consejo es que le agarren el gusto a batallar, porque me he dado cuenta de que en este momento mucha gente no quiere batallar, quieren que todo sea fácil. En mi caso, cuando me las veo más complicadas es cuando más me motivo. Ese es mi consejo: que le agarren el gusto a trabajar, a aprender, a esforzarse y que tengan muy en mente que las cosas buenas nunca vienen gratis, que llegan con esfuerzo”.
Para Cecilia La More, el éxito es sentir plenitud, una plenitud que va más allá de la gratificación económica, que se percibe cuando la gente reconoce y aprecia el trabajo que realiza en Alfarores de Barro. Finalmente, para ella, son pequeños grandes éxitos que la hacen sentir muy grande.
Hacer lo inimaginable
Cecilia La More también ofrece cursos de cerámica, una actividad que inició para mostrar el enorme valor, dedicación y detalle que tiene el trabajo en cerámica.
“Empezamos a ofrecer los cursos”, explica Cecilia La More, “Porque era algo incómodo que nos preguntaran «¿Cuánto es lo menos por tu trabajo?». Sí te ponen en un aprieto, porque dices «¡Ay! Igual y sí estoy dando muy caro mi trabajo. Igual y algo anda mal». Los cursos nos han permitido generar conciencia de nuestra labor como artesanos, además de que la gente viene y se desestresa, nos platican sus problemas, se ríen y la cerámica se transforma en una terapia”.
Cecilia La More reconoce que luego de ofrecer cursos surge el riesgo de que alguien también quiera dedicarse a la cerámica, pero a ella no le preocupa, porque es un oficio tan amplio que cada persona puede trabajar aspectos y piezas diferentes. Desde Alfaroles de Barro busca que las personas conozcan todo lo que hay detrás del trabajo en cerámica y transmitirles esa pasión.