Recientemente, han crecido cada vez más las tensiones políticas a nivel mundial por la posible Tercera Guerra Mundial con uso de armamento nuclear. Esto ha hecho que muchas personas se hagan la pregunta ¿Quiénes formaran parte y cuáles serán las alianzas que se formaran? Aunque nadie desea un conflicto de esta magnitud, los tratados militares y los intereses estratégicos actuales ofrecen pistas sobre posibles bloques de países.
Estados Unidos lideraría un bloque alineado con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que incluye a 31 países como Reino Unido, Francia, Alemania, Canadá e Italia. Según el Artículo 5 del tratado, un ataque contra un miembro obliga a los demás a responder, lo que garantizaría una respuesta coordinada. Además, aliados fuera de la OTAN, como Japón, Corea del Sur, Australia y posiblemente Israel, podrían sumarse debido a acuerdos bilaterales y afinidades estratégicas.
«Estados Unidos y sus aliados en la OTAN seguirían siendo un pilar central en cualquier conflicto global, gracias a su capacidad militar y económica», señala un informe del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.
Por otro lado, Rusia y China han fortalecido su cooperación militar y económica en los últimos años, formando un contrapeso al bloque occidental. La Organización de Cooperación de Shanghái y los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) podrían servir como plataformas para coordinar esfuerzos. Países como Corea del Norte, Irán y Siria, con lazos históricos con Rusia o China, probablemente se alinearían con este bloque. Sin embargo, analistas advierten que la profundidad de estas alianzas dependería del contexto del conflicto.
«La relación entre Rusia y China es estratégica, pero no exenta de tensiones internas», explica un experto en geopolítica de la Universidad de Oxford.
Algunas naciones podrían optar por la neutralidad o alinearse según sus intereses. India, por ejemplo, mantiene relaciones estrechas con Rusia y Occidente, lo que complica su posición. Turquía, miembro de la OTAN, ha mostrado autonomía en conflictos recientes, mientras que países como Arabia Saudita o Brasil podrían priorizar sus economías antes que un compromiso militar.
En América Latina, la mayoría de los países, como Argentina, México o Chile, han abogado históricamente por la no intervención, aunque presiones externas podrían influir en sus decisiones.
Aunque las alianzas actuales ofrecen un marco para entender posibles bandos, un conflicto global estaría marcado por factores impredecibles, como crisis económicas, cambios políticos o avances tecnológicos. Los analistas coinciden en que la diplomacia sigue siendo la mejor herramienta para evitar un escenario de esta magnitud.
Por ahora, la comunidad internacional observa con cautela, mientras los líderes mundiales buscan equilibrar intereses y evitar una escalada que nadie desea.