Se ha registrado uno de los mayores apagones cibernéticos de los últimos años a escala global, el cual llevó a que varios de los principales bancos, aerolíneas internacionales, supermercados, compañías ferroviarias, medios de comunicación y empresas de telecomunicaciones presentarán problemas en sus operaciones.
A través de una notificación publicada en su página web, la empresa estadounidense Microsoft informó que los problemas habían comenzado desde un día antes y afectaron a usuarios de Azure, su plataforma en la nube, que controlan el software de ciberseguridad CrowdStrike Falcon.
El director ejecutivo y cofundador de la compañía CrowdStrike, George Kurtz, explicó en un comunicado que la firma “está trabajando activamente con los clientes impactados por un defecto encontrado en un contenido único de una actualización para servidores Windows”.
También precisó que los sistemas Mac y Linux no han sido afectados y que “esto no es un incidente de seguridad ni un ciberataque (…) El problema ha sido identificado, aislado y se ha implementado una solución”, enfatizó a través de sus redes sociales como en X y Linkedln.
Según explican a Efe expertos informáticos, la última actualización de controladores de Falcon contenía errores; inmediatamente colapsó Azure, la plataforma de computación en la nube creada por Microsoft para construir, probar, desplegar y administrar aplicaciones y servicios utilizando su infraestructura global.
Ello provocó la aparición de los pantallazos azules o “de la muerte” que en todo el mundo mostraban que los sistemas habían dejado de funcionar, y que había que reiniciar los servidores.
Según explicó Microsoft, este cambio de configuración en una parte de la carga de trabajo de los servidores de Azure provocó una interrupción de almacenamiento y de procesamiento que afectó a los servicios de Microsoft 365.
Los problemas en los sistemas informáticos dejaron en tierra a algunas de las grandes aerolíneas mundiales, mientras los retrasos, las cancelaciones y la necesidad de recurrir a sistemas manuales ocurrieron en la práctica totalidad de los aeropuertos de medio mundo.
Las fallas también se han presentado en múltiples aeropuertos de Europa, Estados Unidos, Japón, India y otras partes del mundo. Por este motivo, numerosos vuelos han sido retrasados y se han formado largas filas.
Aerolíneas como United, Delta y American Airlines de los EE. UU. emitieron un “alto en tierra global” para todos sus vuelos.
Por otro lado, desde grupo LATAM informaron en sus redes sociales que “tras la caída de Microsoft a nivel mundial, nuestra operación se podría ver afectada, generando algunos atrasos”. Bajo esta línea, recomendaron revisar el estado de los vuelos de manera preventiva.
Sin embargo, luego informaron a través de un comunicado que “hasta el momento, la operación no se ha visto impactada (…) Grupo LATAM lamenta los inconvenientes que esta situación, ajena a su responsabilidad, pudiera causar a sus pasajeros”.
Pero no solo las aerolíneas han resultado afectadas. El fallo también afectó a bancos, instituciones, organismos y hospitales. Incluso el sistema informático de París 2024 se vio afectado de manera parcial e impidió la entrega de uniformes y acreditaciones.
Los fallos se extendieron asimismo en Australia al sistema de pago de supermercados como Woolworths y de bancos como NAB, ANZ, Commonwealth Bank y Bendigo Bank, según el canal estatal ABC.
En el Reino Unido, la Bolsa de Valores de Londres, compañías ferroviarias y la cadena de televisión Sky también registraron interrupciones.
Incluso los hospitales de Israel se vieron afectados. El servicio de emergencias Magen David Adom dijo en un comunicado estar experimentando dificultades al recibir llamadas a su línea, por lo que pidió a la ciudadanía que contactaran con la Policía en caso de urgencia.
El carácter global del fallo hizo que algunos expertos destacaron el hecho de que gran parte del mundo dependa de un único proveedor para servicios tan diversos.
“Tenemos que ser conscientes de que este tipo de software puede ser una causa común de fallo para múltiples sistemas al mismo tiempo”, afirmó el profesor de ingeniería de software John McDermid, de la Universidad británica de York. “Tenemos que diseñar infraestructuras resistentes a estos problemas”, añadió.