Por Joaquín Cruz Lamas
Una vez que viajaba por Iberia, rumbo a Madrid, recuerdo haber escuchado esta pregunta en repetidas ocasiones: ¿café o té? Las azafatas preguntaban a los pasajeros mientras circulaban por los pasillos de la nave con sus carritos. Me puse a pensar. Lo llevé al plano existencial incluso: ¿qué es mejor, café o té? ¿Adónde pertenezco yo, al teísmo o al cafelicismo? Creo que es una cuestión que se resuelve con las circunstancias. Si uno se encuentra en Inglaterra, definitivamente té. Si uno se encuentra en Italia, definitivamente café. Si uno se encuentra en México… pueden ser ambos. Después de todo ¿por qué no?
Sin embargo, tanto el uno como el otro exigen que sepamos cómo disfrutarlos. Hoy, hablemos de café; si hay alguien en el mundo que sabe cómo beberlo, son los italianos. La primera sugerencia – no quiero decir regla porque no pretendo imponer un criterio – es que, a diferentes horas del día, se toman diferentes tipos de café. Los cafés que llevan leche – capuchino y latte, por ejemplo – se toman de preferencia en la mañana, antes de la comida o del almuerzo. Yo lo sugiero, en parte, porque el café negro en un estómago vacío puede resultar irritante, si se tiene digestión delicada. Después del almuerzo, viene el rey de los cafés: el expreso. Aquí también se permite tomar un macchiato – expreso con un poco de leche, también conocido simplemente como cortado – o un americano – que en el fondo es un expreso rebajado con agua. Otra sugerencia es evitar añadirle elementos externos al café y tratar más bien de disfrutar el sabor de la semilla; con esto me refiero a usar azúcar y leche en la menor medida de lo posible. Claro, éstos son pequeños detalles que varían con el gusto de cada quién. Finalmente, una sugerencia es optar por granos recién molidos. Un verdadero amante del café tendrá en su casa un molinillo – no son caros – y una buena cafetera; personalmente, recomiendo la marca Bialetti, ya que garantizan calidad por buen precio.
“Si hay alguien en el mundo que sabe cómo beber café, son los italianos.”
Joaquín Cruz Lamas