Por L.N. y H.C. Natalia Torres Pérez
- No se trata de restringir, sino de crear nuevos hábitos positivos: un hábito negativo no se puede eliminar, así que recuerda no luchar contra él; lo ideal es incluir nuevos hábitos que volverán obsoletos los hábitos que deseas cambiar.
- El cambio debe ser fácil, práctico y adaptable a tu estilo de vida: si el cambio es muy complicado, algo que nos demanda muchos otros hábitos para lograrlo, por lo general tendrá un índice de abandono muy alto.
- El cambio debe ser gradual, sin prisas ni comparaciones: para que no lo abandones, el cambio debe ser gradual, no de golpe; tener paciencia y ser constantes.
- Cambia una sola cosa a la vez: de igual manera, para que no lo abandones, es recomendable hacer solo una cosa a la vez.
- El cambio debe ser real y sostenible: aceptar tu situación actual y la estructura de tu cuerpo, el tipo de alimentación debe ser real y sostenible, algo que puedas hacer día con día.
- Ser flexible: con tu cambio, no tienes que ser sumamente estricto, la culpa es lo más acidificante y engordante; el cambio depende de la flexibilidad.
- Ser constante: la constancia es la base del cambio y, sobre todo, de los beneficios.
“Para que no lo abandones, el cambio debe ser gradual, no de golpe; tener paciencia y ser constantes.”
Natalia Torres Pérez