Por Joaquín Cruz Lamas
Sí, por favor. Hoy en día, especialmente en lugares de clima cálido, como México, cada vez parece que la corbata cae de manera más rotunda en el desuso. Sin embargo, merece la pena pensarlo dos veces antes de abandonar por completo su portación. La corbata no es solamente un pedazo de tela que se sujeta del cuello; la corbata es un signo de identidad, ése es su origen. Los croatas fueron los primeros en usarlas para identificarse entre sí en batalla, de ahí el nombre de “corbata”, cuyo origen es del francés cravate, que significa “propio de Croacia.”
El principal problema de la corbata, más allá del calor, es el hecho de que se ignora cómo usarlas. Hay varias técnicas de dónde escoger en cuanto a estilos, variaciones, combinaciones, nudos, telas, diseños, patrones, etc. Por ahora, se hará énfasis en unas cuantas reglas generales que ayudan a portar una buena corbata con elegancia y estilo. Cabe recordar que la intención no es parecer un colegial uniformado, sino ser un individuo que manifieste ante el mundo que sabe vestir porque sabe quién es y lo que quiere de la vida.
Regla #1: La corbata siempre debe de ser más oscura que la camisa; de esto, no cabe duda. Una camisa negra, en este sentido, es muy difícil de combinar, puesto que solamente una corbata negra podría sentarle bien. Para entender esta regla hay que comprender que la camisa, si bien es un elemento importante del vestir en el cual se puede expresar la propia personalidad mediante patrones y combinaciones, sirve en gran parte como un lienzo sobre el cual se trabaja. Una buena corbata que contraste con la camisa hará lucir también a la camisa.
Regla #2: No repetir patrones. Es decir que, si la camisa o el traje son de rayas, es mejor usar una corbata lisa o con algún otro patrón. Los españoles, a este respecto, tienen un dicho pegajoso: “Rayas con rayas, emborracha”. Lo mismo aplica para todos los modelos: cuadros, rombos, lunares, figuritas y demás. Igualmente, se debe procurar no mezclar demasiados patrones; las excepciones a esta regla son escasas. Es válido aventurarse, pero se debe de manejar con cuidado una combinación de modelos puesto que, en exceso, se podría llegar a hacerse pasar por el Joker.
Regla #3: El pañuelo y los calcetines sí pueden repetir el patrón de la corbata. En la actualidad, se ha notado que están de moda los calcetines coloridos. Esto no es de buen gusto, pero sí representa una magnífica oportunidad: ¿Es el objetivo usar calcetines llamativos y verse bien? Entonces, que combinen con la corbata; ello suele ser una receta exitosa. Lo mismo con el pañuelo. Si los tres elementos del conjunto tienen el mismo patrón y color, el éxito del atuendo está garantizado.
Regla #4: Usar la tabla de colores. Para una combinación exitosa con contrastes audaces, hay un truco muy sencillo: consultar un círculo cromático (puede hacerse incluso en Wikipedia, simplemente buscando “círculo cromático”) y utilizar los colores armónicos y complementarios. Los colores armónicos son aquéllos que están inmediatamente junto al color que se analiza, el color complementario es el que se encuentra exactamente del lado opuesto. Para contrastes acertados los colores complementarios son una garantía. Si se tiene una camisa, por ejemplo, de un tono azul cielo ligero, se infiere que su complementario, que en este caso sería cualquiera de los tonos del rojo, le sienta muy bien en la corbata.
Finalmente, un último consejo es que se experimente con diferentes combinaciones y se comparen resultados; poco a poco se irá desarrollando un sentido del color, así como un estilo propio. Hay colores con los que cada quién se siente más cómodo y que reflejarán mejor su personalidad. Estos detalles ya son cuestión de gustos personales.