Por Blackstone Editorial
Este 11 de marzo se cumple un año de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró de manera oficial la situación de pandemia por el virus SARS-CoV-2. Este escenario se sumó a otros eventos de la historia, en que la humanidad debió enfrentarse a situaciones similares: la peste negra, la viruela, la gripe de 1918-19, el VIH/Sida y, en tiempos más recientes, la influenza A(H1N1).
La pregunta es: ¿cómo visualizar y entender estas enfermedades en la época actual? Ninguna de estas afecciones, salvo el nuevo coronavirus, representa una amenaza importante para la humanidad, incluso la viruela fue erradicada prácticamente en su totalidad; sin embargo, esta respuesta, a su vez, nos lleva a otra pregunta: ¿cuándo terminará la pandemia que estamos viviendo?, ¿en qué momento el SARS-CoV-2 dejará de ser una amenaza real? Para responderla, es necesario tomar en cuenta diversos factores.
Una pandemia consiste en una enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región. Con base en esta definición, asumimos que la pandemia concluirá en el momento en que el alcance de la enfermedad disminuya notablemente. Por supuesto, la opinión de quienes forman parte de la OMS es fundamental para comprender a cabalidad fenómenos de salud como el que vivimos en la actualidad; sin embargo, no posee la autoridad suficiente como determinar, de forma inexorable e irrevocable, la fecha en que terminará la pandemia por coronavirus. En este sentido, con base en su contexto particular, serán las propias naciones las que determinarán el fin de la pandemia.
Obviamente, esta respuesta es poco satisfactoria. Por lo tanto, conviene identificar algunos parámetros epidemiológicos que nos darán elementos para saber si una pandemia está cerca de terminar… o no:
- La disminución drástica en los contagios.
- Inmunidad de grupo o de rebaño.
- Un comportamiento similar a la gripe.
A continuación, nos referiremos a cada uno de ellos, con base en una serie de datos presentados por BBC News, así como algunos portales de divulgación científica.
La disminución drástica en los contagios.
Este es el parámetro más confiable para determinar el fin de una pandemia. Datos de la Universidad Johns Hopkins en Estados Unidos de Norteamérica revelan que, al 11 de marzo de 2021, hay 118 millones 88 mil 468 casos de COVID-19 en el mundo y lamentablemente han muerto 2 millones 621 mil 295 personas a causa de este virus.
Conviene precisar algo: será casi imposible frenar en su totalidad la transmisión del coronavirus, al menos por la sola acción de las vacunas; sin embargo, esta afirmación debe manejarse con sumo cuidado, pues está sujeta a otros parámetros. Más importante aún: bajo ningún sentido estamos diciendo que la vacuna será un esfuerzo inútil; por el contrario, lo que estamos afirmando es que la vacunación difícilmente vencerá al nuevo coronavirus por knock-out. Lo que sí promoverá la vacunación es la inmunidad de rebaño, un aspecto esencial para disminuir los contagios por SARS-CoV-2.
La inmunidad de grupo o de rebaño
La inmunidad de grupo se logra cuando un porcentaje considerable de la población se vuelve inmune frente al virus, de ahí que disminuya la tasa de contagios. Con base en este fenómeno, se espera que, al haber un notable número de personas inmunizadas, entonces quienes sean más vulnerables correrán un riesgo mucho menor de contagiarse, precisamente porque se encontrarán en un entorno en el que la mayor parte de la población será inmune.
Una pregunta más: ¿en qué momento llegaremos a la anhelada inmunidad de rebaño? Los especialistas señalan que se alcanzará cuando el 60% de la población se haya expuesto al coronavirus. Muy importante, cuando nos referimos a que exista una exposición al virus, no estamos diciendo que se trata solamente por la vía de contagio, pues al suministrar una vacuna, de hecho, la persona se expone —bajo condiciones controladas— al SARS-CoV-2. Por lo tanto, esta exposición tendría lugar en condiciones naturales, por medio de una infección, o bien, a través de una vacuna.
Ahora bien, es importante señalar algunos datos para dimensionar este problema: en el mundo hay más de 7 mil 700 millones de personas. Según los datos de vacunación, se han suministrado cerca de 300 millones de dosis, pero no podemos afirmar que haya 300 millones de personas ya inmunizadas, pues muchas de las vacunas requieren dos dosis para que el individuo alcance la inmunización y la mayoría de las personas solo han recibido la primera dosis. En consecuencia, aún estamos lejos de llegar a ese 60% de exposición al virus.
Un comportamiento similar a la gripe
Luego de todo este contexto, resulta difícil concebir que la humanidad alcance inmunidad colectiva, pero de que será posible, será posible, ¿cuándo? Cuando la enfermedad esté controlada, ¿qué significa esto? Pues cuando la cifra de infecciones, hospitalizaciones y muertes dejen de ser una emergencia sanitaria.
Sabemos que te urge una respuesta. Entonces, diremos que el coronavirus está controlado cuando provoque menos de 100 muertes al día. Esta cifra no es arbitraria y tampoco es un capricho: es la cantidad aproximada de personas que mueren cada año a causa de la influenza. A pesar de ello, existe la creencia, entre la comunidad científica, de que el coronavirus se convierta en un problema endémico con picos estacionales, de manera similar a lo que ocurre, por ejemplo, con los distintos virus de influenza.
A manera de conclusión
La gran esperanza es que, conforme haya más personas expuestas al virus, también comiencen a bajar las tasas de transmisión. Por otro lado, y al igual que ocurre con otros microorganismos, es muy probable que las nuevas mutaciones del virus sean menos agresivas, puesto que es un proceso recurrente con muchos virus: son muy agresivos en las primeras etapas, pero después se convierten en mutaciones menos letales, con la finalidad de que pueda sobrevivir. Si lo ponemos en palabras duras, al coronavirus tampoco le conviene que mueran muchas personas, de lo contrario, ¿a quién va a contagiar para mantenerse “vivo”? Y aquí colocamos “vivo” entre comillas, debido a que el coronavirus, en estricto sentido, no reúne las propiedades suficientes para ser un organismo vivo.
Como bien precisa el divulgador de la ciencia Martín Bonfil Olivera, un virus no es un ser vivo: es simplemente una partícula formada por una cápsula de proteínas que contiene material genético. No está vivo porque no tiene metabolismo: en su interior no se llevan a cabo reacciones químicas. Un virus por sí mismo no puede reproducirse, ni alimentarse ni llevar a cabo ninguna de las funciones que definen la vida. Y sobre todo, los virus no están formados por células, que como se sabe son la unidad fundamental de los seres vivos.
Así pues, en un mundo en el que impera la inmediatez y la celeridad, lo único que nos resta es ser pacientes, seguir las indicaciones correspondientes, cuidarnos y ser pacientes a que este problema amaine. Como reza el dicho popular: poco a poco, comienza a verse una luz al final del túnel.
Fuentes de Consulta
BBC News.(2021, marzo 11). “Coronavirus: ¿cómo se determina cuándo finaliza una pandemia?”. Recuperado de <https://www.bbc.com/mundo/noticias-56341201>.
Bonfil Olivera, Martín. (2009, junio). “Virus”. ¿Cómo ves?. Recuperado de: <http://www.comoves.unam.mx/numeros/ojodemosca/127>