DeepSeek, una startup con sede en Hangzhou, China, ha irrumpido en el sector de la inteligencia artificial (IA) con modelos que desafían a empresas como OpenAI y Anthropic. Aunque sus avances técnicos prometen una mayor accesibilidad y reducción de costos, también han generado preocupaciones significativas.
Entre los riesgos más destacados se encuentran las implicaciones para la privacidad de los usuarios, el posible uso indebido de los datos almacenados en servidores chinos y el impacto disruptivo en la estabilidad de los mercados tecnológicos y financieros.
El rápido ascenso de DeepSeek y su modelo de inteligencia artificial “R1″ no solo ha generado una disrupción tecnológica y económica, sino también serias preocupaciones respecto a la privacidad y la seguridad de los datos de los usuarios. Estas inquietudes surgen principalmente por las prácticas de almacenamiento de datos de la empresa y las vulnerabilidades inherentes a la gestión de información sensible.
Una de las advertencias más destacadas es el potencial de DeepSeek para actuar como un “caballo de Troya”. Expertos en ciberseguridad han señalado que, si usuarios de Estados Unidos u otros países integran este modelo en sus sistemas, la plataforma podría recopilar datos sensibles, ya sea de manera intencionada o accidental. Según las condiciones de uso de la compañía, no hay restricciones claras sobre lo que DeepSeek puede hacer con las solicitudes enviadas a través de su API, lo que pone en riesgo a individuos y empresas que manejen información confidencial.
De acuerdo con su política de privacidad, “la información personal que recopilamos puede almacenarse en servidores ubicados fuera del país donde vive el usuario. Almacenamos los datos en servidores seguros localizados en la República Popular China”. Esta declaración preocupa a los analistas, quienes temen que la debilidad de las leyes de protección de datos en dicho país permita que esta información sea retenida, procesada o expuesta sin un control adecuado.
Varios especialistas consideran que las condiciones actuales de DeepSeek facilitan su uso para fines geopolíticos y de ciberespionaje. “DeepSeek representa una amenaza directa para la privacidad de los usuarios y puede alimentar campañas de ciberespionaje”, alertaron analistas citados en múltiples informes. Estas preocupaciones se basan en las tensiones previas que surgieron con la aplicación TikTok, también acusada de recopilar datos para intereses estatales chinos.
Sin duda, el avance de DeepSeek plantea un desafío directo a los grandes actores de la industria, especialmente en un momento en el que las expectativas de los inversores sobre los beneficios de la inteligencia artificial han alcanzado máximos históricos. Por ejemplo, Nvidia, que se ha consolidado como un proveedor clave de hardware para entrenamiento de modelos de IA, enfrenta un riesgo significativo si las soluciones de DeepSeek reducen la demanda de sus GPU de alta gama.
Los analistas también han advertido que empresas como OpenAI y Anthropic, que dependen de grandes presupuestos y extensas infraestructuras, podrían enfrentar mayores presiones para adoptar métodos más eficientes. Aunque es probable que estas empresas integren rápidamente algunas de las innovaciones de DeepSeek, la accesibilidad de las tecnologías abiertas podría dificultarles mantener su ventaja competitiva en el mediano plazo.
En paralelo, el acceso a grandes volúmenes de datos y un entorno regulatorio más permisivo en China han permitido a DeepSeek acelerar sus desarrollos de manera más económica. Este contexto destaca las diferencias entre los ecosistemas tecnológicos de China y Estados Unidos, y cómo estas disparidades pueden influir en el liderazgo global en inteligencia artificial.