Por Joaquín Cruz Lamas
Es una expresión italiana tan exquisita y tan antojable. Para muchos, se trata incluso de un pasatiempo ya bien formado y al cual consagran largas horas sin interrupción. ¿De qué se trata ese dulce no hacer nada? Es difícil definirlo con palabras, puesto que, la nada, nada es, y hacer nada no está muy lejano de la nada. Coquetear con la nada casi podría definirse como coquetear con la no existencia, con una cierta ausencia de ser.
Pero no nos confundamos, el dolce far niente no sería tan atractivo si implicara el abandono de la existencia. No, se refiere más bien a la dulce ausencia de esfuerzo físico. En México, tenemos otra expresión para ello, le decimos tirar la… usted complete la frase como quiera, yo sólo diré “tirar flojera.” De cualquier modo, no se trata de abandonarse a la inexistencia; tampoco se trata simplemente de caer en la holgazanería. Casi diría que, bien ejecutado, incluso requeriría de una técnica propia, pero no, no hemos de ponerle acartonadas delimitaciones al buen descanso.
Identifico más bien el dolce far niente con el ocio de los griegos. No se trata entonces de una actitud apática, sino todo lo contrario: se trata de un descanso que permite tomar perspectiva. Es cuando no hemos de preocuparnos por las necesidades más inmediatas que podemos darnos el lujo de especular respecto a las cuestiones más trascendentales de la vida. Los griegos veían el ocio de esa manera, como la oportunidad perfecta para relajarse, tener una buena conversación, beber un buen vino y dialogar sobre esa madre de todas las ciencias que llamaron filosofía. ¡Cómo no habría de apreciar este delicioso ocio bien vivido, si es el que vio nacer a mi profesión!
Hemos de admitir que tales momentos de contemplación son necesarios en la vida. No tiene ningún sentido vivir bajo un régimen industrializado, movido por las prisas. Se necesita, incluso por salud mental, tener espacios de tiempo en los que la existencia puede ir más despacio. Son esos espacios los que nos abrirán ventanas para contemplar la belleza y la verdad.
“¡Cómo no habría de apreciar este delicioso ocio bien vivido, si es el que vio nacer a mi profesión!”
Joaquín Cruz Lamas