Dos rivales se enfrentarán por el mastodonte financiero, con más de 1.200 sucursales, 30.000 empleados, 23 millones de clientes y el cuarto en el país si la referencia son los activos. A un lado, Daniel Becker, director de la Banca Mifel y presidente de la Asociación de Bancos de México.
En el campo contrario, el millonario Germán Larrea, rey del cobre, duque de las plataformas petroleras y marqués de las salas de cine Cinemex.
Este último se ha adelantado en el marcador, una vez recibidas las bendiciones del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que días atrás lo miraba de reojo porque le salió fallido en su proyecto de tren Maya -Larrea es también conde de Ferrocarriles. López Obrador ha dado su brazo a torcer, sin embargo, a sabiendas de que la fortuna de Larrea, que Bloomberg calcula en casi 25.000 millones de dólares, puede hacerle victorioso.
El presidente de la República quiere que el nuevo dueño de Banamex sea mexicano, que conserve los empleos de la entidad y el ingente patrimonio cultural que atesora el banco, y que pague los impuestos, fundamental. El Estado espera ingresar cerca de 10.000 millones de pesos (517 millones de dólares) en tasas por la transacción comercial. López Obrador rebajó el tono: “Hasta donde tengo información, Larrea está al corriente del pago de sus impuestos”, dijo. Y se supone que está informado. La operación supondrá la mayor transacción en México en una década, desde que el Grupo Modelo vendió su cervecera en 2012 por más de 17.000 millones de dólares.
Los analistas dicen que Becker es buen postor porque tiene experiencia en el sector. Cierto, pero el mejor contendiente es el que más paga, y en esa carrera la ventaja la tiene Larrea, en cuya bolsa hay más del doble de los 10.000 millones de dólares que calculan pueden estar pidiendo por la entidad financiera. Lo demás es peccata minuta, cositas de ética, como un pasado turbio en la gestión de las minas de cobre, que dejaron decenas de hombres enterrados en la tragedia de Pasta de Conchos, en 2006, o el vertido en otra explotación en Cananea, en 2014. Pelillos a la mar.
En la línea de salida quedaron, meses atrás, gigantes financieros como el Santander, BBVA México, el Banco Azteca o el grupo Inbursa, del gran magnate mexicano Carlos Slim. Con una inclinación de cabeza al levantar el sombrero, Slim agradeció la invitación a participar en el proceso y se retiró de la liza.
A pesar de que maneja una fortuna de 70.000 millones de dólares y cuenta con los apapachos del presidente, quizá su oferta resultó algo raquítica. A saber. Y a saber también si, cuando acabe todo, resulta que es socio minoritario del nuevo dueño. Ya fueron Larrea y él compadres de negocios en alguna ocasión.
El mastodonte está a punto de ser adjudicado, Citigroup dijo ante sus inversionistas que esperan que concluya el proceso en 2023, pero las cosas de palacio van despacio y quién sabe si la operación se alargue hasta 2024. Esa fecha es política porque en ese año las elecciones nombrarán un nuevo presidente o presidenta para México, razón por la cual López Obrador, quien llegó a considerar adquirir parte del banco, desechó la idea.
Hay otras prioridades, como finalizar el Tren Maya en diciembre de 2023. Larrea no iba a cumplir en un plazo tan apurado, dijeron en Presidencia, y retiraron el convenio para hacerse cargo de las obras. Larrea, el segundo hombre más rico del país, se fue a tribunales. Ahí sigue ese pleito. Lo demás marcha viento en popa.
Con información de Diario El País