El humo blanco salió de la Capilla Sixtina. Las campanas de la Basílica de San Pedro repicaron y se escucharon en todo el mundo. ¡Habemus Papam! Los 133 cardenales reunidos en el Cónclave ya se pusieron de acuerdo para elegir al nuevo Papa, quien será el líder de la Iglesia Católica, tras la muerte de Francisco, ocurrida el 21 de abril pasado.
La elección se produjo en la cuarta ronda de votaciones, tras dos días de deliberaciones intensas. El nuevo Papa, quien ahora sabemos, se trata del cardenal estadounidense-peruano Robert Francis Prevost, sucesor de San Pedro y asumirá el nombre de León XIV. Se ha convertido en el 267.º pontífice de la historia de la Iglesia Católica. La noticia fue recibida con júbilo por los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, quienes celebraron el acontecimiento con vítores y aplausos.
El proceso de elección comenzó el pasado 6 de mayo, tras la declaración de sede vacante, y se desarrolló bajo estrictas condiciones de aislamiento para evitar influencias externas. Durante este período, los cardenales votaron en secreto hasta lograr una mayoría de dos tercios, requisito establecido por la Constitución Apostólica Universi Dominici gregis.
La elección de un nuevo Papa marca el inicio de una nueva etapa para la Iglesia Católica, que afronta desafíos globales en áreas como la inclusión social, la reforma interna y el diálogo interreligioso. Los ojos del mundo estarán puestos en el nuevo pontífice, esperando señales claras de su visión y liderazgo para guiar a la Iglesia en el siglo XXI.
Cabe mencionar que el nuevo papa ha manifestado a lo largo de su trayectoria pastoral un firme compromiso con diversos temas sociales y eclesiales. Entre sus principales enfoques destacan:
- Justicia social y defensa de los más vulnerables.
- Diálogo y unidad eclesial.
- Compromiso con la ecología integral.
Asimismo, ha mostrado una profunda preocupación por la crisis medioambiental. Ha destacado que el dominio sobre la naturaleza otorgado por Dios debe ejercerse con responsabilidad y en una relación de reciprocidad con el medio ambiente. En este sentido, ha promovido acciones concretas como la instalación de paneles solares y la transición a vehículos eléctricos en las instalaciones vaticanas, como gestos significativos del compromiso de la Iglesia con la sostenibilidad.