El sábado 14 de octubre miles de israelíes y extranjeros bailaban hasta el amanecer en un festival al sur de Israel; de pronto, todo dio un giro inesperado y lo que era una fiesta electrónica se convertiría en una zona de guerra.
Al festival empezaron a llegar comandos del grupo islamista palestino Hamás -considerado por Estados Unidos y por la Unión Europea como un grupo terrorista- y, sin discriminar, asesinaron a tiros a cerca de 250 personas.
Además de la masacre, los integrantes de Hamás capturaron a personas inocentes que luego serían tomadas como rehenes.
En los videos disponibles previos a la masacre en Israel, se pueden observar destellos de luz que atraviesan a lo lejos: son misiles lanzados por el grupo palestino.
También hay videos donde se ven integrantes de Hamás armados como si fueran militares partiendo de un pueblo de Israel, y en otros videos grabados por civiles se alcanzan a escuchar disparos en su contra.
El ataque fue inesperado. Mientras los asistentes del festival trataban de huir enredados en el fuego que causaron los misiles, los comandos del Hamás los abatían a disparos. Algunas personas ya estaban en sus automóviles tratando de escapar, pero no lo lograron.
Este trágico episodio es una consecuencia del largo conflicto político y bélico entre Palestina e Israel; mientras los altos mandos y los gobernantes hacen declaraciones de guerras, civiles inocentes de ambas partes siguen perdiendo la vida.