Al aguacate también se le conoce como “oro verde” y ese término atiende a dos principales razones: la primera es el valor que puede llegar a tener cuando no es temporada, y la otra a su escasez de producción en el mundo.
Actualmente, México es el principal productor de aguacate en el mundo y se estima que de Michoacán se exportan aproximadamente la mitad de los aguacates distribuidos en todo el planeta.
Tal es la importancia del “oro verde” que tan sólo en el 2022 las exportaciones de este producto al mundo alcanzaron una cifra récord de 3 mil 495 millones de dólares.
El aguacate también ha resultado ser un factor importante entre la alianza comercial de México y los Estados Unidos, pues se estima que el 86% de las exportaciones mexicanas de este producto se van para nuestro país vecino.
Además del gran éxito que tiene el “oro verde” en el mundo, también se vaticina aún más crecimiento: se prevé que la demanda siga aumentando en un 5.6% de ahora al 2027.
Las malas noticias
Sin embargo, más allá de las buenas nuevas que significa que este producto tenga un impacto económico positivo, también existe el otro lado de la moneda: el Foro Económico Mundial ya advirtió que la fuerte producción de aguacates está causando problemas ambientales, especialmente en lugares como Michoacán.
Se estima que en México hay 117 mil hectáreas dedicadas al cultivo de aguacates y eso demanda cerca de 9 mil 500 millones de litros de agua al día.
Aunado a eso, recientemente la UNAM publicó un estudio donde se destacó que Michoacán ha tenido veranos más calurosos y los inviernos más cortos y eso ha impactado, por ejemplo, en la migración de las mariposas monarcas.
Y aunado a todo, también se ha relacionado la constante actividad sísmica de Michoacán con la fuerte extracción de agua para la producción del “oro verde”.