Nota Web | Noviembre | 2021
Por Joaquín Cruz Lamas
Para muchas personas, la respuesta resultará frustrante. Creo que no hay otro modo de responder a esa pregunta más que diciendo: depende. La mayoría de nosotros instintivamente diría que sí lo es. Es natural responder así. De verdad lo es, nuestro instinto es el de evitar el dolor, lo cual, curiosamente, es signo de que tengo razón al decir “depende”. El hecho de que busquemos instintivamente evitar el dolor revela un aspecto positivo de este. En un instante se los cuento.
El filósofo británico John Stuart Mill es uno de los principales representantes de una corriente ética denominada utilitarismo. La premisa básica de dicha postura, es decir, el precepto sobre el cual se funda, es evitar el dolor y procurar la felicidad para la mayor cantidad posible de personas. A dicha proposición se le añaden varias aclaraciones e indicaciones para llevarla a cabo. Mill no era ningún tonto, sabía que la felicidad humana no se reduce solamente a evitar el dolor. Habla de una jerarquía de placeres y de dolores, y de cómo a veces tendremos que pasar un mal rato en aras de conseguir un placer superior. Por ejemplo, las personas que hacen dieta o ejercicio para ponerse en forma tendrán que hacer algunos sacrificios: levantarse temprano a correr o dejar de comer algo que nos gusta no es muy placentero que digamos. Pero al final del día lo hacen porque buscan un placer superior, que sería el de estar en forma y tener un cuerpo saludable.
Lo que no deja de llamarme la atención de la filosofía de Mill es que le ponga tanta importancia a aquello de evitar el dolor. Entiendo que puede ser éticamente malo provocarle el dolor a alguien deliberadamente (en muchos casos es muy malo), pero eso no significa que nuestro comportamiento tiene que basarse siempre en sacarle la vuelta al dolor. Este no siempre es necesariamente malo. Imagínense, por ejemplo, no tener la capacidad de sentir dolor. ¡Sería terrible! Nos podríamos estar quemando la mano sin darnos cuenta. Eso sería peligrosísimo. El dolor nos indica cuando algo no anda bien; contribuye de ese modo a nuestra supervivencia y crecimiento. En ese sentido nos ayuda mantenernos vivos. Además, habría que mencionar los casos en que está presente pero no por razones malas. El ejercicio duele muchas veces, pero no por ello es malo. ¿Ya lo ven? Por eso digo que depende, el dolor no siempre es malo.