Por Mauricio Luévano Martínez
Las Estrellas Michelin, anheladas y buscadas insignias por los más grandes restaurantes alrededor del mundo. Podemos encontrarlas, entre otras distinciones, para restaurantes y alojamientos dentro de la famosa Guía Michelin, una compilación de guías turísticas publicadas anualmente y que en la actualidad no solo es una guía de viajes más, sino que se le considera un referente gastronómico mundial.
Las estrellas distinguen a los establecimientos sin importar el tipo de cocina que utilicen, pero asegurando que ofrecen la mejor calidad culinaria en cuanto a la selección de su materia prima, creatividad, dominio en los puntos de cocción, sabores, relación calidad-precio y regularidad de sus comensales, es decir, que contenga ese “algo” que lo diferencie de los demás y los haga regresar.
De los más apreciados pictogramas dentro de la guía, las estrellas catalogan a los restaurantes de una a tres; cabe resaltar que estas distinciones nos son una crítica sino un elogio, sin importar la cantidad de estrellas. En cualquiera de los tres casos, es un honor: una, reconoce una cocina de gran fineza que vale la pena probar, ¡compensa pararse!; dos, resaltan una cocina excepcional que lo convertirá en toda una experiencia, ¡merece la pena desviarse! y tres, destacan una cocina única, convirtiéndolo en un destino y no solo en parte del trayecto, ¡justifica el viaje!
“Las estrellas catalogan a los restaurantes de una a tres; cabe resaltar que estas distinciones nos son una crítica sino un elogio, sin importar la cantidad de estrellas.”
Mauricio Luévano Martínez