Por L.F.T. Anaisa González Orozco
El dolor crónico es uno de los principales problemas de salud que llevan a las personas a consultas médicas o fisioterapéuticas, ya que no sólo altera la salud física si no también el área emocional, psicosocial, familiar y económica. La presencia de dolor crónico, en su mayoría, es de origen músculo-esquelético.
La fibromialgia es la presencia de dolor en los músculos, ligamentos y tendones de forma generalizada, con sensación dolorosa a la presión en ciertos puntos específicos. El desorden reumatológico es el más frecuente, después de la osteoartritis, en la consulta médica, con una prevalencia de 2 a 8% de la población, siendo las mujeres las más afectadas, en un rango de 25-50 años.
Al igual que muchas enfermedades, ésta puede presentarse como una única alteración o asociada a otras enfermedades.
De forma más simple, se puede explicar que la fibromialgia consiste en una anomalía en la percepción del dolor, por lo que se perciben dolorosos estímulos que normalmente no lo son. Además, puede ocasionar rigidez en todo el cuerpo, sobre todo por las mañanas, fatiga e inflamación en manos y pies. Los hormigueos también son frecuentes en esta enfermedad, con predominio en las manos.
Por lo general, son personas que describen su sensación como “dolor en todo el cuerpo,” ya que, al ser generalizada, les cuesta especificar el lugar de mayor dolor o rigidez. El tipo de dolor que se puede percibir lo suelen describir como quemazón.
El dolor varía según la hora del día, tipo y nivel de actividad física, cambios climáticos, falta de sueño o acumulación de estrés.
Las causas de esta alteración se desconocen; algunas personas la pueden desarrollar sin causa aparente; otras, puede ser después de algún proceso o situación identificada como infecciones bacterianas o virales, accidentes automovilísticos o asociada a otra enfermedad diagnosticada que limite la calidad de vida – artritis, lupus eritematoso, etc.
Para su diagnóstico, es importante acudir con el médico, siendo el Reumatólogo apto para su diagnóstico certero a base de exploración física y parámetros determinados para su confirmación.
Como complemento en el tratamiento médico, existen métodos y técnicas para mejorar el dolor, reducir la inflamación, aumentar la movilidad y la fuerza, disminuir la ansiedad, depresión, y mejorar la calidad del sueño; sin embargo, no existe cura como tal.
Se ha demostrado que la hidroterapia, como tratamiento terapéutico, es un método efectivo para aliviar los síntomas de esta enfermedad, ya que, por las propiedades y características del agua, se consigue disminuir el dolor del cuerpo, relajar los músculos, mejorar la movilidad de las articulaciones, aumentar el retorno venoso para la hinchazón de manos y pies, facilitar la respiración y disminuir el estrés.
Recuerda que cada persona es única, por lo que el tratamiento siempre debe ser individualizado y personalizado. Por eso es importante acudir con los profesionales de la salud.
“La fibromialgia consiste en una anomalía en la percepción del dolor, por lo que se perciben dolorosos estímulos que normalmente no lo son.”
Anaisa González Orozco