La cadena de moda rápida Forever 21, conocida por sus diseños juveniles y precios accesibles, está atravesando una grave crisis financiera que la ha llevado a anunciar el cierre de al menos 200 de sus tiendas en Estados Unidos. La reestructuración financiera de la empresa incluiría una declaración de bancarrota bajo el Capítulo 11. Las tiendas afectadas forman parte de un proceso de cierre planeado, que tiene como objetivo reducir los costos operativos y mantener a la marca en el mercado.
Sin embargo, si no se concreta una venta o una nueva alianza estratégica en los próximos meses, la compañía podría verse obligada a liquidar sus operaciones, incluidas las aproximadamente 350 sucursales que actualmente tiene en Estados Unidos.
Forever 21, gestionada actualmente bajo licencia por Authentic Brands Group, ya vivió un proceso de bancarrota en 2020. A pesar de los esfuerzos por revitalizar la marca, el aumento de la competencia digital, de la mano de compañías como Shein y Fashion Nova, junto con una estrategia tardía de adaptación al comercio en línea, han dificultado su recuperación.
Los problemas financieros de Forever 21 se atribuyen en gran medida a su incapacidad para adaptarse a los cambios en los hábitos de consumo, según Reuters. Mientras los consumidores priorizan plataformas de comercio electrónico que ofrecen ofertas rápidas y envíos cómodos, la cadena continuó dependiendo principalmente de un modelo de tiendas físicas. Este enfoque la dejó rezagada frente a competidores que optimizaron sus cadenas logísticas para satisfacer las nuevas demandas del mercado.
Además, muchas de las tiendas que actualmente operan bajo F21 OpCo llevan años acumulando pérdidas. Para mantenerse a flote, la compañía retrasó pagos de alquiler y regalías, aunque estas medidas no evitaron que la deuda general creciera. Las sucursales seleccionadas para cerrar son aquellas que han registrado un bajo rendimiento por años, según las fuentes citadas en el informe.
En 2020, Authentic Brands Group asumió la propiedad de la marca, pero enfrenta ahora el desafío de mantenerla operativa ante este segundo intento de reestructuración financiera. Asimismo, esta compañía gestiona otras grandes marcas de ropa, como Nautica, Aéropostale y Eddie Bauer, a través de su unidad Catalyst Brands. Según su sitio web, Catalyst Brands implementa modelos de licenciamiento para mantener operativas las marcas bajo su portafolio.
Para Forever 21, Authentic Brands está considerando otorgar licencias de la marca a terceros, permitiendo que otros distribuidores y operadores se encarguen de la gestión directa de las tiendas. Este modelo ya ha sido empleado con éxito para otras marcas en estrategias de reestructuración.
Los accionistas de Catalyst Brands incluyen a Simon Property Group, Brookfield Corporation y Shein, una estructura corporativa que genera interrogantes sobre la viabilidad de su estrategia de rescate. La propiedad intelectual y la marca registrada de Forever 21 permanecerían bajo Authentic Brands Group, independientemente del resultado de esta segunda quiebra.
Desde su fundación en 1984, Forever 21 se posicionó como uno de los gigantes de la moda rápida, ofreciendo ropa de tendencia a precios accesibles. Sin embargo, los rápidos cambios en la industria afectaron su modelo de negocio. Competidores como Shein y Fashion Nova dominaron el mercado digital, mientras que marcas tradicionales como Zara y H&M adaptaron sus cadenas de suministro para satisfacer la demanda de compras en línea.
En contraste, Forever 21 mantuvo una fuerte dependencia de sus tiendas físicas, lo que la dejó expuesta cuando los consumidores comenzaron a migrar hacia plataformas digitales. Además, las críticas a su modelo de moda rápida y los problemas ambientales asociados a este segmento también influyeron en la percepción de los consumidores.
La marca enfrenta un futuro complicado. Si no logra acuerdos con inversores o distribuidores en los próximos meses, existe la posibilidad de que cierre sus operaciones de manera definitiva. La estrategia más probable sería un modelo basado en licencias, que permita a Forever 21 continuar bajo la gestión de otros operadores minoristas.
Mientras tanto, el cierre de sucursales afectará a cientos de empleados y proveedores, quienes enfrentan incertidumbre sobre la estabilidad de la cadena. Además, la liquidación total de la empresa representaría un golpe significativo para la industria de la moda rápida en general.