La Generación Z, integrada por jóvenes nacidos entre mediados de los noventa y principios de los 2010, está emergiendo como una fuerza económica global de proporciones históricas. De acuerdo con un reciente informe del Bank of America Institute, para el año 2040 este grupo habrá acumulado un ingreso estimado de 74 billones de dólares a nivel mundial, lo que la convertirá en la generación más numerosa y acaudalada del planeta.
Aunque sus patrones de consumo suelen generar críticas —por ejemplo, su inclinación al gasto en vacaciones, conciertos y productos para mascotas—, los datos financieros apuntan a una realidad más compleja: Los Z están gastando más rápido que cualquier otra generación, tanto en bienes discrecionales como en necesidades básicas. Según el banco estadounidense, esto los posiciona como «una de las generaciones más disruptivas» para las economías globales, los mercados y los sistemas sociales.
Los informes muestran que esta generación, a pesar de estar sobreeducada, también está subempleada y atrapada en una economía con altos costos de vida. Un 52 % considera que no gana lo suficiente para sostener el estilo de vida que desea. Y aunque entienden la importancia del ahorro, el ratio de gasto respecto al ahorro es alarmante: Gastan casi el doble de lo que ahorran.
A pesar de ello, la Generación Z ya ha acumulado 9 billones de dólares a nivel global en solo dos años. Para 2030, se espera que esa cifra se cuadruplique hasta alcanzar los 36 billones, y en la siguiente década, los 74 billones proyectados.
Este impulso financiero se da mientras enfrentan obstáculos como salarios que no siguen el ritmo del costo de vida, un mercado laboral saturado y una creciente dependencia de beneficios por desempleo. De hecho, los hogares liderados por jóvenes Z que reciben este tipo de apoyos aumentaron un 32 % en el último año, mientras que el desempleo entre recién egresados creció un 9 % interanual.
Lo que distingue a esta generación no es solo su volumen económico proyectado, sino la manera en la que redefinen sus prioridades. A diferencia de generaciones anteriores, los Z están marcando una tendencia hacia el consumo sostenible, la digitalización de los servicios y la inversión en experiencias por encima de bienes materiales. También son una de las generaciones más educadas de la historia: Un 57 % de jóvenes entre 18 y 21 años están inscritos en universidades, superando las tasas de inscripción de los Millennials y la Generación X a la misma edad.
Este nivel educativo, sin embargo, no ha garantizado estabilidad laboral, lo que contribuye a la creciente frustración de esta generación. Aun así, su impacto ya se refleja en sectores como el comercio electrónico, la economía circular, el cuidado infantil y el entretenimiento digital.
Uno de los factores que puede inclinar la balanza a su favor es la llamada Gran Transferencia de Riqueza. Un informe de 2021 de Cerulli Associates estima que 84 billones de dólares pasarán de los Baby Boomers a sus descendientes —Generación X, Millennials y Generación Z— hacia 2045. Esto podría significar una redistribución sin precedentes del capital global y catapultar a la Generación Z a nuevas posiciones de liderazgo económico.
A pesar de los desafíos, la Generación Z se perfila como la próxima gran locomotora de la economía global. Su comportamiento financiero disruptivo, su educación avanzada y su capacidad para adaptarse a nuevos modelos de consumo podrían reconfigurar el panorama económico en las próximas décadas.
El mundo financiero, los gobiernos y las empresas deberán estar preparados: La era Z apenas comienza, y su influencia será tan profunda como inevitable.