Por César Alfonso Leal González
En 2020, es muy común que las personas conozcan el llamado Internet de las cosas, al menos como término, o bien, en el mejor de los casos, de primera mano, gracias a que cuentan con algún dispositivo basado en esta tecnología, que día con día se vuelve más frecuente. Si eres de los que aún no están familiarizados con el Internet de las cosas (IOT, por sus siglas en inglés), básicamente consiste en que ciertos dispositivos electrónicos realicen funciones de manera directa a través del uso del internet. Algunos ejemplos son los electrodomésticos, como los refrigeradores que realizan surtido automático de alimentos; cerraduras inteligentes con reconocimiento facial; casas que gestionan el encendido de las luces de manera automática, entre otros.
Según CISCO IBSG (Internet Business Solutions Group), se prevé que a finales de este año haya cerca de 50 mil millones de dispositivos conectados a internet, es decir, que estarán directamente relacionados con el internet de las cosas. Esta cantidad, lejos de ser un paraíso tecnológico, puede convertirse en una pesadilla, pues como toda tecnología de reciente aparición es más factible que sea propensa a vulnerabilidades.
Los riesgos y vulnerabilidades que implica tener dispositivos IOT tienen que ver con la seguridad y el acceso a ellos, pues al estar conectados permanentemente a internet, quien posea los conocimientos informáticos necesarios puede acceder a dichos dispositivos para manipularlos a su antojo, extraer datos personales y utilizarlos para otras finalidades, sin la autorización de los respectivos dueños. Incluso, los riesgos van desde minar bitcoins en electrodomésticos; espionaje a través de micrófonos y cámaras o tan simple como el sabotaje de las funciones de un dispositivo para luego solicitar su rescate mediante el pago de bitcoins.
Afortunadamente, así como existen acciones para quebrantar la seguridad e integridad de estos dispositivos, también existen medidas que se pueden implementar para prevenir o mitigar los riesgos de utilizar dispositivos IOT:
- Modificar o renovar las contraseñas de acceso de los dispositivos o de la red. Se debe realizar regularmente, al menos para descartar los accesos por default.
- Establecer una red independiente para los dispositivos. Con ello, se evita que los dispositivos IOT sean la puerta de acceso a la red principal.
- Utilizar un cifrado WPA2-SPK y desactivar la opción WPS en la red.
Si bien los riesgos de contar con internet de las cosas son aparentemente inofensivos por el momento, a medida que esta tecnología evolucione va a ser necesario garantizar de mejor manera la ciberseguridad, lo cual parece ser un hecho, ya que se avecina una nueva generación de internet global en la próxima década.