Frente a su posible y ya previsible reelección en el 2024, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, presentó en Pensilvania su nuevo plan de presupuesto, donde retó directamente a la oposición republicana proponiendo más impuestos a los ricos.
Fue en un discurso pronunciado en Filadelfia, la ciudad más grande del estado de Pensilvania, que el demócrata desafió a la oposición republicana poniendo sobre la mesa el tema de la responsabilidad fiscal, y sobre cómo apostar por una propuesta de impuestos progresivos podría ayudar a reducir el déficit fiscal que se vive.
Biden argumentó que mediante el aumento de impuestos a los que ganan más de 400 mil dólares al año se podrá reducir dicho déficit en casi 3 billones de dólares tan sólo en diez años.
Respecto a la desigualdad fiscal que se vive, el presidente dijo a un sindicato de trabajadores de Filadelfia: “Durante mucho tiempo, la gente trabajadora se ha estado rompiendo la cabeza, la economía les ha dejado atrás, gente trabajadora como ustedes, mientras que los de arriba se salen con la suya en todo”.
Impuestos progresivos: ¿qué son?
En pocas palabras, son aquellos que aumentan o son mayores según la capacidad económica de la persona a quien se le aplica.
Es decir, una política pública que proponga impuestos progresivos -como lo que hizo Biden en Pensilvania- busca reducir la presión sobre las personas con menos ingresos, darle más responsabilidades sociales a quienes tienen más ingresos y distribuir la riqueza de un estado de manera más equitativa, partiendo de la idea de tener un estado con finanzas más sanas para garantizar derechos tan básicos como la movilidad, la salud o la educación.
Tal es el éxito de estas políticas, que países con la estabilidad económica y calidad de vida como Finlandia, las usan. También Australia, Japón, Nueva Zelanda, Reino Unido y China tienen un esquema fiscal progresivo muy efectivo.