Durante décadas, ha existido un fenómeno generacional en torno a ciertos trabajos: Lo que una generación consideró deseable, la siguiente tiende a rechazar. Lo vimos con los empleos tradicionales de oficina, y ahora lo vemos con la contabilidad, considerada por muchos como monótona y aburrida. De hecho, un estudio de la Universidad de Essex la posiciona como la segunda profesión más aburrida, solo por detrás de ser analista de datos.
Sin embargo, los números y los estigmas no han sido suficientes para detener a una nueva ola de jóvenes que están resignificando esta labor. Según un artículo de Fortune, alrededor de 340,000 contadores han abandonado la profesión en los últimos cinco años, mientras que el 75 % de los que aún ejercen se jubilarán en la próxima década. En ese escenario, la generación Z aparece con una propuesta renovada: Hacer de la contabilidad una herramienta para mejorar vidas.
Más allá del amor por las finanzas, muchos jóvenes estadounidenses se sienten atraídos por la posibilidad de ayudar a otros con sus impuestos y finanzas personales. El mismo medio recogió el testimonio de Alana Kelley, una estudiante que logró conseguir un reembolso de 6,000 dólares para un criador de cabras, lo que muestra cómo la contabilidad puede tener un impacto tangible y humano.
Este enfoque no es aislado. En la Universidad Estatal de California, 280 estudiantes apoyaron a más de 9,000 contribuyentes, logrando reembolsos fiscales por casi 11 millones de dólares. Como lo resume Rafael Efrat, director del programa de Asistencia Voluntaria para la Declaración de Impuestos:
“Si bien la contabilidad puede tener cierta imagen entre los jóvenes de no ser tan intrigante ni emocionante, una vez que realmente se involucran en la práctica y ven cómo se desarrolla en el mundo real, cambia la mente y las opiniones de las personas”.
En territorio mexicano, el interés por esta profesión también ha crecido. De acuerdo con datos de Astiazarán, entre 2016 y 2023 aumentó en 15.9 % el número de matriculados en la carrera de contaduría, sumando más de 43,300 egresados al cierre de 2023.
A la par, la cantidad de contadores y auditores activos creció 21.46 %, pasando de 377,000 a 480,000 profesionales en ese mismo lapso. Aunque la cantidad de egresados creció un 28.9 %, el mercado laboral logró absorber a más del 74 % de los nuevos profesionistas. Además, el 59 % de los egresados encuentra trabajo dentro de los seis meses posteriores a su titulación, lo que posiciona a la contaduría como una opción estable y viable, aunque no necesariamente bien remunerada: El salario mensual promedio ronda los 8,000 pesos.
A diferencia de los millennials, que priorizaron el cambio y la flexibilidad, los centennials o Gen Z se muestran más enfocados en encontrar trabajos que les den estabilidad y un propósito. La contabilidad, a pesar de su imagen tradicional y aparentemente poco emocionante, se ha convertido en una vía para canalizar ese deseo de tener un impacto social real.
En un mundo que cambia a velocidad vertiginosa, esta generación busca resignificar lo “aburrido” para convertirlo en “útil” y, sobre todo, en “significativo”. La contabilidad, contra todo pronóstico, podría ser la próxima gran aliada de una juventud que no solo quiere trabajar, sino también transformar.