Noviembre|2021
Por Joaquín Cruz Lamas
¿Alguna vez les ha entrado el deseo de dejar todo atrás e irse a vivir en una cabaña en un bosque? ¿Se han sentido abrumados por el trabajo y la sociedad en que vivimos? Seguramente a más de alguno no has pasado, suele ser un sentimiento común entre los seres humanos. Esta es, de hecho, la razón por la cual existen paquetes vacacionales en lugares remotos y silenciosos. El deseo de soledad y de silencio es algo que muchas personas han experimentado a lo largo de la historia. El filósofo francés Michel de Montaigne fue uno de ellos y terminó por encerrarse en la torre de su castillo.
Lo curioso es que al mismo tiempo siempre deseamos la compañía de otras personas. Piénsalo del siguiente modo: ¿Qué haríamos si de verdad estuviéramos solos en una cabaña en medio del bosque? ¿Estaríamos dispuestos a cazar nuestra propia comida, recolectar leña para el fuego y en general trabajar arduamente para mantener nuestras necesidades básicas? Cuando uno vive en la ciudad todo es más sencillo, basta con ir a un supermercado y comprar alimentos que ya están ahí, listos para nuestro consumo. Quizá algunos sí estarían dispuestos a sobrellevar esa vida ardua. Quizá tienen amplios conocimientos de supervivencia, pero aún si ese fuera el caso, siempre terminamos por querer tener a alguien a quien por lo menos podamos contarle sobre nuestro día. Esa es la razón por la cual el personaje de Tom Hanks en Náufrago termina por inventarse un amigo a partir de un balón (Wilson).
En los seres humanos conviven al mismo tiempo el deseo de estar en soledad y el deseo de estar con otras personas, a esa curiosa combinación el filósofo alemán Immanuel Kant la llamó “la insociable sociabilidad del ser humano”. Quizá sea esa curiosa combinación la razón por la cual es normal que tengamos problemas en las sociedades organizadas. Por ejemplo, el crimen: podríamos decir que se trata de una conducta basada en el egoísmo, pero que se aprovecha de la convivencia con otras personas. Al final del día, en cualquier tipo de sociedad siempre hemos de llegar a un punto de equilibrio entre ambos extremos.