Este año, la comprensión lectora fue uno de los temas clave en la agenda educativa de Argentina, impulsada por la reciente aprobación del Plan Nacional de Alfabetización. Aunque es conocido que un alto porcentaje de estudiantes de primaria y secundaria no comprenden lo que leen, un nuevo estudio de la OCDE revela que este problema no es exclusivo de los más jóvenes. Los adultos también enfrentan serias dificultades con la comprensión lectora.
Según la segunda Encuesta de la OCDE sobre Competencias de Adultos, las habilidades de comprensión lectora y cálculo de los adultos han retrocedido o permanecido estancadas durante la última década en la mayoría de los países. Esta evaluación midió las competencias de lectura y cálculo de 160.000 personas entre 16 y 65 años en 31 países, revelando que uno de cada cinco adultos no tiene habilidades básicas en estas áreas.
El informe resalta que la caída en el nivel de comprensión lectora fue más pronunciada entre los adultos con nivel educativo bajo. Además, se observó un aumento en la brecha de competencias dentro de los países, con una mejora significativa solo en Finlandia y Dinamarca. A nivel global, las diferencias socioeconómicas y familiares siguen siendo un factor determinante en las habilidades de los adultos, ya que el «efecto cuna» profundiza las desigualdades a lo largo de la vida.
Una de las razones clave de esta regresión, según especialistas, es la falta de práctica y el hecho de que muchas actividades profesionales hoy en día no requieren de una lectura frecuente. Guillermina Tiramonti, investigadora de FLACSO, destaca que «la habilidad lectora requiere un ejercicio frecuente para mantenerla». La falta de este ejercicio podría llevar a un deterioro de las competencias a medida que los adultos se dedican a trabajos más técnicos que no demandan esta habilidad.
Por otro lado, el estudio también subraya que los inmigrantes tienen niveles más bajos de comprensión lectora, lo cual está relacionado con su nivel socioeconómico y el dominio del idioma del país de residencia.
Marta Zamero, especialista en alfabetización, señala que la clave para mejorar estas habilidades radica en políticas didácticas bien adaptadas a la realidad de cada país y sus lenguas. A pesar de que el acceso a la educación formal ha mejorado en las últimas décadas, las habilidades promedio de lectura no han aumentado proporcionalmente. Los adultos con educación terciaria siguen teniendo una ventaja significativa en comparación con aquellos con solo secundaria completa.
El impacto de la comprensión lectora va más allá de la educación; está estrechamente vinculado con la empleabilidad, los salarios y el bienestar social. Las habilidades de lectura y cálculo son cruciales no solo para el desarrollo profesional, sino también para participar plenamente en la sociedad y la política. «Muchos adultos con pocas habilidades se sienten desconectados de los procesos políticos y carecen de las competencias necesarias para interactuar con información digital compleja», advierte el informe.
El entorno digital también está transformando las formas de leer y escribir, introduciendo nuevas formas de acceso a la información que podrían estar contribuyendo a la disminución de la comprensión lectora. A diferencia de los libros tradicionales, los textos en redes sociales son más simples y visuales, lo que no exige el mismo tipo de procesamiento profundo de la información.
Por lo tanto, la solución a este problema no es sencilla. Las políticas de «aprendizaje a lo largo de la vida» y la promoción de hábitos de lectura desde la infancia son esenciales, pero también es necesario abordar las desigualdades sociales que limitan el acceso a recursos educativos. Valeria Abusamra, doctora en Lingüística y directora del programa Leer para Comprender y Aprender, insiste en la importancia de enseñar desde temprano la decodificación y el desarrollo de una comprensión profunda de los textos.
En resumen, la comprensión lectora es una habilidad esencial que afecta no solo a la educación académica, sino también a la participación activa en la sociedad y el desarrollo económico. La caída en las competencias de los adultos es una señal de alerta sobre las brechas educativas y sociales que debemos abordar para construir una sociedad más equitativa y preparada para enfrentar los desafíos del futuro.