Por César Alfonso Leal González
Seguramente a estas alturas habrá quien aún no esté familiarizado con el termino streaming y es entendible, pues su popularización ha sido de lo más abrupta; sin embargo, se refiere básicamente a la posibilidad de visualizar contenido a través de internet, sin la necesidad de descargarlo. En otras palabras, visualizamos el contenido digital sin quedárnoslo realmente. Esta dinámica no tiene absolutamente nada de malo, simplemente es una forma distinta de visualizar contenido digital respecto de la que estábamos acostumbrados. Después de todo, el paso del tiempo y la calidad de los servicios de internet han propiciado este tipo de prácticas.
Esta tendencia de distribuir y consumir el contenido que antes estábamos acostumbrados a ver por televisión, cine o a través de descargas de la propia internet, si bien ya tiene algunos años de realizarse, hubo una compañía que se popularizo por ello: Netflix. Esta empresa podría considerarse pionera en esta práctica, pero solo lo ha sido en los últimos 20 años, pues el streaming siempre lo hemos presenciado antes por medio de la televisión y ahora en internet.
Además de Netflix, muchas otras compañías como Apple, Disney, HBO o Sony, por mencionar algunas, han apostado por migrar su contenido a plataformas digitales, o bien, distribuir el de terceros en otras plataformas en línea, con el objetivo de mantener la mira en el futuro, pues el streaming es uno de muchos rubros que demuestran que innegablemente todo está evolucionado a la par de la internet. Es muy pronto para considerar esta evolución como buena o mala, pues son muchos los factores a considerar: la gran variedad de contenido, pero el cobro por cada una de las suscripciones; la globalización del contenido, pero la desaparición de modelos tradicionales de consumo, entre otros. De lo que podemos estar seguros es de que esta tendencia llegó para quedarse y solo el tiempo y los usuarios decidirán si ha sido una apuesta exitosa o no, háblese de consumidores y proveedores.