Todo empezó en 1985, cuando Rodolfo Neri Vela fue seleccionado para convertirse en el primer mexicano en participar en una misión de la NASA.
Para su primer viaje espacial, el astronauta llevó algunas tortillas de maíz. A bordo de la nave, sus compañeros y compañeras se dieron cuenta de la practicidad de este tradicional alimento: no genera migajas, no necesita mucho espacio, es nutritiva, se mantiene más fresca que otros alimentos y tiene un buen sabor.
Una vez que vieron estas virtudes, comenzó otro desafío: hacer tortillas adecuadas para los viajes espaciales.
Primero fue el Laboratorio de Alimentos de la NASA el que hizo una fórmula pero no se logró lo que se quería. Luego la exitosa marca, Taco Bell, entró al proyecto y ayudó a crear la receta ideal para una “tortilla espacial”.
Esta tortilla no producía moho y podía permanecer fresca hasta por 9 meses, eso, aunado a los otros beneficios, hizo que ahora este alimento fuera primordial. Así fue como se reemplazó al pan.