Nota Web | Febrero | 2022
Por Joaquín Cruz Lamas
Hay un dicho muy famoso en inglés que dice “Ignorance is bliss,” y que se traduce como “La ignorancia es felicidad”. Quizá hayas visto la película Matrix, en la que se explora una idea parecida a través de la trama. Los protagonistas viven en una simulación y al personaje principal se le ofrecen dos opciones: tomar una pastilla que lo hará despertar de la simulación o tomar una pastilla que lo hará olvidar todo y seguir viviendo en ella. En teoría, la simulación aporta más felicidad que la verdad, puesto que en la simulación todo parece estar bien y ser muy cómodo. ¿Qué haríamos nosotros? ¿Tomaríamos la pastilla que nos hace despertar?
Muchas personas afirman que hay mayor felicidad en la ignorancia debido a que ella nos hace no estar conscientes de los problemas a nuestro alrededor. Pensemos qué pasaría si tuviésemos una enfermedad terminal sin síntomas, ¿sería mejor no saber que estamos enfermos para continuar con nuestra vida sin preocupaciones y morir apaciblemente?, ¿o convendría más saber sobre la enfermedad, si bien esto nos pudiera traer sentimientos de angustia y sufrimiento?
El filósofo griego Platón nos diría que lo mejor es saber la verdad, incluso si esta puede llegar a doler. Así lo expone en La República, en la que habla sobre cómo los seres humanos vivimos en un mundo de sombras, ignorando la verdad del mundo. Nos dice que la verdad puede doler en un principio, pero que eventualmente siempre es mejor conocerla. ¿Será esto cierto? Personalmente creo que sí, el paso de la ignorancia al conocimiento no siempre es agradable, en especial cuando lo que ignoramos es una realidad dolorosa, pero una vez pasado el trauma de entrar en contacto con la verdad, lo que sigue es la acción. Hay realidades que quizá preferiríamos no conocer, ya que estas nos quitan la tranquilidad. Por ejemplo, quizá estaríamos más cómodos si no supiéramos sobre el hambre mundial, las guerras, el crimen organizado o las pandemias, pero nuestra ignorancia no va a hacer que desaparezcan. Aunque no estemos enterados, esas cosas seguirán ahí. En muchas ocasiones, la única forma en que esas desgracias pueden desaparecer es mediante la acción de personas informadas; por lo tanto, aunque la verdad a veces duela, es mejor buscarla en aras de actuar para que el mundo sea cómo nos gustaría que fuera.