Por Luis Fernando Figueroa Morales
En el post anterior, hablé de revisar la liquidez empresarial. Para ello, mencioné el current ratio, que nos muestra la capacidad de la empresa para pagar sus obligaciones en el corto plazo; sin embargo, hay que destacar algo muy importante: no es la única manera de medir la liquidez, es decir, tenemos un ratio posterior, que se conoce como prueba ácida. Este ratio tiene una interpretación y cálculo muy similar al current ratio, la diferencia es que a nuestros activos circulantes les restaremos los inventarios. El cálculo entonces queda de la siguiente manera: (Activo circulante – Inventarios) / Pasivos circulantes.
¿Con qué objetivo se hace esto? Como ya he mencionado, la liquidez mide la capacidad de pago en el corto plazo y al considerar los activos que integran las cuentas de corto plazo, el inventario podría convertirse en el que más se tarde efectivamente en volverse dinero líquido. Dicho en palabras más sencillas, quitamos el inventario, pues son contadas las empresas que aceptarían un pago en inventarios. Por ello es que muchas compañías prefieren descontarlo para medir cuál es con precisión su capacidad de pago, sin tomar en cuenta lo que se tiene invertido en inventario.
Veamos el siguiente ejemplo: actualmente Herdez cuenta con un ratio de liquidez de 2.37. Si recordamos el post anterior, nos percataremos de que tiene la capacidad de pagar 2.37 veces sus deudas de corto plazo con sus activos de corto plazo; no obstante, si descontamos el inventario que tiene, obtendremos como resultado una prueba ácida de 1.27. Como podemos observar, el resultado es una disminución en su capacidad de pago de corto plazo, por lo cual diríamos: “Descontando el inventario, Herdez puede cubrir 1.27 veces sus deudas de corto plazo con sus activos de corto plazo”. En este caso, Herdez, aun sin los inventarios, posee capacidad de pago, algo que es un punto positivo, porque muchas otras empresas al descontar el inventario, pierden su capacidad de pago de corto plazo. Esto no quiere decir que la empresa sea mala o que no va a estar en condiciones de pagar; sin embargo, preferiríamos invertir en empresas cuya capacidad de pago sea mayor, ya que en un mal escenario contará con los recursos para salir adelante.