Por Joaquín Cruz Lamas
Lo que entra por los ojos, se queda en el alma. Al menos ése el caso la mayoría de las veces, especialmente cuando se trata de objetos bellos que nos deleitan a través de la vista. Las piezas de arte juegan un papel fundamental en esta preciosa relación entre espectador y obra. La contemplación estética por antonomasia es aquélla que podemos gozar cuando se está frente a un capolavoro. Yo soy muy de la idea de que este intercambio no es en absoluto superficial; estoy convencido profundamente de que la belleza le es connatural al ser humano. Hay algo dentro de nosotros que resuena con cada elemento que puede considerarse bello.
Decía la campaña publicitaria de una famosa cadena de cines que “del amor nace la vista,” haciendo un juego de palabras con el dicho “de la vista nace el amor.” Yo creo que ambos son verdaderos. No se excluyen mutuamente; al contrario, son dos caras de la misma moneda, dos partes de una sola verdad. La vista y el amor están profundamente vinculados, es por ello que hablamos de amor a primera vista. A su vez, la belleza y el amor también están profundamente enlazados. El núcleo de la relación es ése: el íntimo vínculo entre belleza y amor. Amamos aquello que consideramos bello, a la vez que consideramos bello aquello que amamos. No se puede decir a ciencia cierta qué sucede primero, pueden ser simultáneos; de hecho, en la mayoría de las ocasiones, son simultáneos.
La belleza, por lo tanto, no es trivial en nuestras vidas. No se trata de un lujo o de un ornamento. No es tan sólo una cualidad más. Es quizá aquello que nos orienta en el camino del amor, jugando así un papel fundamental en nuestra educación afectiva. Aprendemos a amar aquello que es bello a la vez que aprendemos a encontrar belleza en aquello que amamos. ¿Lo ven? Siguen siendo dos caras de la misma moneda.
Cada vez que vaya a un museo, piense esto: la belleza que encuentra a su alrededor lo está induciendo en una atmósfera pedagógica, donde la lección a aprender es el amor. No se cohiba al considerarlo, atrévase a enamorarse de las obras de arte y sepa que esos afectos son enriquecimiento para su vida afectiva.
“La vista y el amor están profundamente vinculados, es por ello que hablamos de amor a primera vista.”
Joaquín Cruz Lamas