Por L.N. y H.C. Natalia Torres Pérez
La forma en que nos alimentamos ha evolucionado a lo largo de los años, así como la forma en la que metabolizamos los alimentos. Nuestras vidas son más sedentarias, metemos muchos químicos a nuestro cuerpo y además no le estamos dando lo que requiere para poder llevar a cabo sus funciones naturales básicas; por ejemplo, la depuración, la auto curación, la regeneración, etc.
Aunado a esto, las emociones también constituyen una alta toxicidad que merma nuestra capacidad de auto curación, nuestro balance, y nuestro cuerpo no siempre puede eliminarlas de manera óptima, aumentando el riesgo de sufrir enfermedades.
En una época en la que parece que comer ligero, fresco y natural, son las herramientas básicas para tener una vida – cuerpo y mente – sana, comemos cada vez más platos precocinados con altos índices de grasas trans y alimentos llenos de azúcar. Ya sea por el ritmo acelerado de las rutinas diarias, los horarios de trabajo o simplemente la pereza de cocinar, la comida casera saludable ha ido desapareciendo del mapa y en su lugar aparece la comida rápida, aumentando el 20 % la ingesta diaria de calorías por persona en las últimas décadas.
Las consecuencias de mal nutrirse pueden afectar al tracto digestivo – aparato digestivo – y van íntimamente relacionadas con llevar una alimentación carente en nutrientes. Se ha comprobado que más de la mitad de las enfermedades crónicas degenerativas comienzan por una disfunción en la digestión y una inflamación crónica.
Es importante cuestionarnos: ¿Por qué en la actualidad presentamos tantos problemas de salud que antes no teníamos? ¿Qué ha cambiado en nuestra forma de alimentarnos con el paso del tiempo?
Las “dietas modernas”:
- Algunas dietas cuentan calorías: es bueno, pero no es lo mejor; no te nutre 100% de alimentos reales, restringe la cantidad de alimentos que consumes. El balance está en los alimentos que realmente son nutritivos y dan beneficios y nutrientes a tu cuerpo.
- Dietas que excluyen grupos de alimentos: es importante saber que los sabores son algo que nos equilibra por dentro. Al momento de incluir lo que dejaste de consumir, tu cuerpo empieza a recuperar el peso que había perdido.
- No se enfocan en mejorar nuestra salud: el bajar drásticamente de peso con base a pastillas, suprime el apetito. Al dejar la pastilla, se duplica la ansiedad. Nosotros necesitamos nutrir nuestro cuerpo para poder no solamente bajar de peso, sino tener un estilo de vida saludable.
- No enfocarse en cambio de hábitos: muchas dietas fracasan porque no se enfocan en los hábitos, si no en la restricción y el control.
- Adicción de los alimentos: sí hay adicción a los alimentos, azúcar, carbohidratos refinados, grasas trans, exceso de sal; son más adictivos que la cocaína y la heroína.
Comamos color, frescura libre de pesticidas, alimentos de temporada y, sobre todo, que nos nutran en todos los niveles.
“Comamos color, frescura libre de pesticidas, alimentos de temporada y, sobre todo, que nos nutran en todos los niveles.”
Natalia Torres Pérez