Las famosas “power naps” podrían ser parte del secreto para conservar la juventud: una investigación realizada por la University College de Londres (UCL) reveló que las siestas podrían mejorar la salud cerebral de las personas y así retrasar el envejecimiento.
Además, el estudió advirtió que las siestas -sabiéndolas tomar- son una herramienta efectiva para aumentar la energía, la concentración y la creatividad durante el día.
Tomando como referencia un reporte previo sobre la genética, la Universidad de Londres descubrió que las personas que están predeterminadas genéticamente para dormir la siesta tenían un volumen cerebral total más grande y un marcador de buena salud.
Lo anterior se logró relacionar con un menor riesgo de demencia y otras enfermedades que se desarrollan con el paso del tiempo.
«Nuestros hallazgos sugieren que, para algunas personas, las siestas cortas durante el día pueden ser parte del rompecabezas que podría ayudar a preservar la salud del cerebro a medida que envejecemos«, explica Victoria Garfield, experta en epidemiología genética de la UCL y una de las autoras del estudio.
La investigación sugiere que la diferencia media de volumen cerebral entre los que toman una siesta habitualmente y los que no lo hacen equivale a 2.6 y 6.5 años de envejecimiento, aproximadamente.