Año con año, los líderes del G-7, integrado por Estados Unidos de América, Canadá, Alemania, Japón, Reino Unido, Francia e Italia, celebran una cumbre para dialogar y discutir en torno a distintos temas relacionados con la política y la economía mundial. En esta ocasión la sede fue el castillo de Elmau, en los Aples Bávaros, pues este año la presidencia del G-7 la preside Alemania.
Sin lugar a duda, el tema más urgente de este año es la invasión de Rusia a Ucrania y, en ese sentido, los mecanismos que pudieran diseñarse para mantener las presiones económicas en contra de las arcas públicas de Rusia.
En primera instancia, Joe Biden, como representante de EUA, propuso prohibir las exportaciones de oro ruso. De entrar en vigor, esta medida significaría un duro golpe para la economía rusa, pues el oro representa el 5% de todos los ingresos ligados a las exportaciones.
Por otro lado, el G-7 analiza la posibilidad de imponer un límite a los precios del petróleo a nivel mundial, pues los elevados costos han permitido que Rusia se mantenga a flote a pesar de las fuertes sanciones impuestas por diversas naciones de occidente. En este sentido, cabe recordar la sexta ronda de sanciones europeas, que se aprobó el 31 de mayo, y que incluía acabar con las importaciones de petróleo ruso que se distribuyen por barco, una acción que se contempla que sucede antes de que concluya este año. De esta forma, se espera que Rusia pierda el 90% de sus exportaciones, que representan casi 80 mil millones de euros de acuerdo con cálculos del Instituto Bruegel.
Las conversaciones del G-7 no solo se enfocaron en la guerra en Ucrania, pues también reavivaron las conversaciones del acuerdo Build Back Better World, del que no se lograron avances desde la cumbre pasada. Este acuerdo tiene como objetivo constituirse en un mecanismo que permita destinar grandes cantidades de dinero a proyectos de infraestructura en los países con economías en desarrollo.
Finalmente, los líderes del G-7 también abordaron diversos asuntos relacionados con la recuperación post-COVID, así como las estrategias para frenar la creciente inflación que se resiente a nivel mundial, la emergencia climática, al igual que los problemas derivados de la crisis de energéticos y alimentos que se ha desencadenado en los últimos meses.