Noviembre | 2020
Por Luis Fernando Figueroa Morales
En el post anterior hablamos del Value investing y de grandes personalidades de la inversión pasiva a quienes, a lo largo de los años, esta metodología les ha traído notables beneficios, simplemente al escoger buenas empresas y esperar el mejor momento para adquirir las respectivas acciones. También mencionamos una serie de preguntas sencillas, pero bastante significativas que pueden servir como primer filtro al momento de seleccionar nuestras acciones. Una vez respondidas esas preguntas, y en caso de tener una respuesta positiva, podemos pasar a la búsqueda de lo que en Value investing se conoce como los moats, es decir, aquellas fosas representativas de cada empresa que ayudan a ganar terreno debido a que sobresalen en contraste con otras empresas. Dicho de otro modo, son aquellas características que le otorgan una diferenciación en el mercado a cada empresa, atributos que la hace atractiva o sobresaliente con respecto a otra.
En este ámbito, pueden surgir las preguntas: ¿Cómo encontrar o validar los moats que vuelven atractiva a la empresa en la queremos invertir? La respuesta no es muy complicada, pues el inversor en turno tiene la libertad de evaluar diferentes características e incluso darle un peso o valor diferente a algún rubro específico; sin embargo, una manera sencilla de la que se puede partir es el ya conocido y famoso diamante de Porter. Esta herramienta administrativa, que se enfoca en hablar de la rentabilidad empresarial puede servir como base para encontrar los puntos básicos a considerar al momento de validar las características que le darán valor a la inversión.
Al partir del diamante de Porter, las características básicas que se toman en cuenta deben ser: la rivalidad entre los competidores; el poder de negociación de los proveedores; la facilidad de la entrada de nuevos competidores; el ingreso de productos sustitutos, y el poder de negociación de los consumidores.
Para ilustrar lo anterior, imaginemos que estamos en la búsqueda de realizar la compra de acciones en una empresa de consumo frecuente. A estas alturas, ya contestamos las preguntas que sugería en el post anterior y, además, las respuestas a ellas fueron positivas; entonces, procedemos con la valuación para la compra de acciones, por ejemplo, de la empresa CUERVO. Al evaluar sus moats nos damos cuenta de que posee en su portafolio 30 marcas diferentes de bebidas; además, posee el 20% del mercado internacional y le pertenece gran parte de los agaves a nivel nacional. Estos atributos la vuelven significativamente atractiva para considerar que estamos ante buenos moats. Por lo tanto, es momento de pasar a una revisión un poco más estructurada, basándonos en resultados numéricos, a los que me referiré en el siguiente post.
¿Cuáles son los moats en mi inversión?