El Ejército de Estados Unidos busca reemplazar sus fallidas gafas HoloLens de Microsoft, y Meta podría tener la solución. La compañía de Mark Zuckerberg anunció una alianza estratégica con Anduril Industries, empresa especializada en tecnología de defensa. El objetivo es desarrollar un nuevo sistema de realidad extendida (XR) que incluye cascos con inteligencia artificial específicamente para operaciones militares.
El proyecto, bautizado como Eagle Eyes, promete superar los problemas que hundieron a las HoloLens -como náuseas y dolores de cabeza en los usuarios- mientras ofrece capacidades avanzadas: Visión a través de obstáculos, control de drones autónomos e integración con sistemas de comando en tiempo real, visualización holográfica del terreno, identificación automatizada de amenazas e incluso control mental de sistemas de armas mediante interfaces cerebro-computadora.
Este movimiento marca un punto de inflexión para Meta. Después de años invirtiendo miles de millones en el metaverso con resultados discretos, la compañía explora un nuevo mercado con presupuestos ilimitados y necesidades urgentes: El sector defensivo. Pero el giro no está exento de riesgos.
El sistema Eagle Eyes representa la convergencia entre dos mundos: la experiencia de Meta en realidad virtual y aumentada, y la plataforma Lattice de Anduril, un sofisticado sistema de comando y control basado en inteligencia artificial.
“Nos enorgullece asociarnos con Anduril para llevar estas tecnologías a los militares estadounidenses que protegen nuestros intereses tanto en el país como en el extranjero”, declaró Mark Zuckerberg, en un comunicado.
“Mi misión desde hace tiempo ha sido convertir a los combatientes en tecnomantes, y los productos que estamos desarrollando con Meta lo consiguen”, declaró Palmer Luckey, fundador de Anduril.
El Pentágono sigue de cerca estos avances. En un escenario donde China avanza rápidamente en tecnología militar, Estados Unidos no puede permitirse quedarse atrás. Eagle Eyes podría ser la respuesta para mantener la supremacía tecnológica en el campo de batalla.
Esta alianza plantea preguntas incómodas para Meta. La empresa que nació para “conectar personas” ahora desarrolla tecnología que podría usarse en operaciones letales. El cambio no es casual: tras gastar más de $100 mil millones en Reality Labs y obtener resultados insuficientes, Zuckerberg necesita demostrar el valor de sus inversiones en XR.
El sector defensivo ofrece ventajas irresistibles: Contratos millonarios, ciclos de desarrollo más largos y menos presión por ganancias inmediatas. Pero el costo reputacional podría ser alto. Organizaciones de derechos humanos ya han expresado preocupación sobre el uso de IA en sistemas de combate.
Meta no es la primera tecnológica en este camino. Google, Amazon y Microsoft tienen contratos con el Pentágono. Pero ninguna arrastra tanto lastre en temas de privacidad y confianza pública. El riesgo es claro: si los usuarios asocian a Meta con la guerra, podrían alejarse de sus plataformas sociales.
Meta se encuentra en una encrucijada. Eagle Eyes podría ser su primer éxito comercial en realidad extendida, pero a cambio de transformar su identidad corporativa.
Mientras los primeros prototipos se prueban en campos de batalla reales, una pregunta queda en el aire: ¿hasta qué punto están dispuestos los usuarios a convivir con una empresa que ya no solo conecta amigos, sino que también equipa ejércitos?