México sigue rezagado en cuanto al dominio del inglés en Latinoamérica, posicionándose en el lugar 19 de 20 países con el nivel más bajo, de acuerdo con el Índice EF EPI (EF English Proficiency Index) de 2023. En el ranking global, el país ocupa el puesto 89 de 113, lo que lo coloca en la categoría de «bajo» nivel de inglés.
El informe, que se basa en pruebas realizadas a 2.2 millones de adultos durante 2022, revela una tendencia preocupante: o, especialmente entre los jóvenes de 18 a 20 años. Este dato resulta alarmante, ya que el dominio del idioma es cada vez más fundamental en un mundo globalizado y, particularmente, en un contexto donde México mantiene estrechos lazos comerciales con Estados Unidos, su principal socio comercial.
México no es el único país de la región con retos en este sentido. Sin embargo, es superado por naciones como Costa Rica, Cuba y Paraguay, quienes presentan niveles de inglés superiores. La brecha en el aprendizaje de idiomas en la región está tomando relevancia debido a su impacto en la competitividad internacional, especialmente en sectores como el comercio, la tecnología y la innovación, donde el inglés juega un papel crucial.
La disminución en el dominio del inglés entre los jóvenes mexicanos podría tener consecuencias negativas para el desarrollo profesional y la inserción de las nuevas generaciones en un mercado global cada vez más demandante de habilidades lingüísticas. Las empresas multinacionales y las oportunidades laborales internacionales suelen privilegiar el conocimiento del idioma como un requisito indispensable.
El reporte también señala que, en general, la región de América Latina presenta un dominio limitado del inglés, aunque países como Argentina, Chile y Brasil sobresalen por encima del promedio mundial. No obstante, la tendencia generalizada en la mayoría de los países latinoamericanos refleja la necesidad urgente de invertir en educación y formación en idiomas extranjeros.
Con el inglés como lengua franca de los negocios y las tecnologías, expertos sugieren que los países latinoamericanos, y especialmente México, deben redoblar esfuerzos para mejorar la enseñanza y la práctica del idioma entre las generaciones más jóvenes, para poder competir de manera efectiva en el ámbito global.