Cada año, los inversionistas aguardan los resultados de la Clasificación Mundial de Competitividad 2024, elaborada por el Instituto para el Desarrollo Gerencial (IMD, por su sigla en inglés), con sede en Suiza. Este estudio evalúa el desempeño económico y la eficiencia gubernamental, empresarial e infraestructural de los países.
En esta edición, se evaluaron 67 naciones, revelando que Latinoamérica sigue rezagada respecto a los primeros puestos y destaca la necesidad urgente de realizar diversos ajustes para revertir esta tendencia negativa.
De 2019 a 2024, México descendió del puesto 50 al 56 entre los 67 países evaluados en términos de competitividad. Este año, nuevamente no logró revertir esta tendencia. Es primordial destacar que en los últimos dos años se ha mantenido en la posición 56. Sin embargo, en esta edición del ranking se incorporaron tres nuevas economías: Ghana y Nigeria por debajo de México, y Puerto Rico por encima. De no ser por estos tres nuevos integrantes, México habría alcanzado el puesto 55.
A nivel mundial, Singapur retomó el liderazgo en el ranking, después de haber estado brevemente fuera del primer puesto entre 2020 y 2023, aunque siempre entre los cinco primeros. Suiza se ubicó en el segundo lugar y Dinamarca en el tercero entre las 67 economías evaluadas.
En América Latina, Chile ocupa el primer lugar, seguido por Puerto Rico y en tercero México. Los siguientes espacios los abarcan Colombia, Brasil, Perú y Argentina. La economía mexicana sigue por debajo de Chile, pero mostró mejor desempeño que Colombia, Brasil y en el 2024 rebasó a Perú.
Desglosando los cuatro factores de los grandes pilares, México tuvo las siguientes posiciones. En desempeño económico: economía interna (22), comercio internacional (57), inversión extranjera (19), empleo (9) y precios (35), y en eficiencia gubernamental: finanzas públicas (48), política fiscal (20), marco institucional (61), legislación para los negocios (63) y marcó social (58).
En eficiencia empresarial: eficiencia y productividad (47), mercado laboral (48), finanzas (62), prácticas de gestión (50) y actitudes y valores (48), y en infraestructura: salud y medio ambiente (56), infraestructura básica (61), infraestructura tecnológica (63), educación (62) e infraestructura científica (56).
Carlos Maroto, director general del Centro de Estudios Estratégicos para la Competitividad, S.C. (CEEC), destacó los desafíos que enfrenta México, incluyendo la necesidad de mejorar el entorno empresarial reduciendo la incertidumbre, fortaleciendo la justicia y la seguridad, y protegiendo el marco democrático.
Así como señalar que la competitividad abarca más que solo el crecimiento económico, incluyendo condiciones políticas, económicas y socioculturales. Para mejorar, el gobierno debe proveer infraestructura, un marco institucional sólido y políticas que fomenten la creación de valor empresarial. Además, mencionó el reto de alcanzar un crecimiento del PIB entre el 3% y 4%, promoviendo el mercado interno a través de la innovación centrada en «Mercados mexicanos para productos mexicanos».
Finalmente, resaltó la necesidad de reformas estructurales en educación y energías limpias en México, además de fortalecer relaciones con economías globales y mejorar la infraestructura logística para nearshoring. Reconoció avances en atracción de Inversión Extranjera Directa (IED), pero subrayó rezagos en salud, educación, y ciencia y tecnología.
Comparado con el ranking de 2023, México mostró avances notables en educación universitaria, balanza por cuenta corriente, rendimiento en la prueba PISA, exportaciones de servicios comerciales y gasto público en educación por alumno. Sin embargo, también experimentó retrocesos significativos en la estabilidad del tipo de cambio, niveles de remuneración, infraestructura sanitaria, finanzas públicas y percepción de corrupción y sobornos. Según José Caballero, economista senior del IMD, «en lo económico está bien, pero lo institucional sigue siendo el mayor problema».
Arturo Bris, director del Centro de Competitividad Mundial (CMC) del Instituto para el Desarrollo Gerencial, destacó que las economías más competitivas del futuro serán aquellas que puedan anticiparse y adaptarse a un entorno global cambiante, mientras crean valor y bienestar para sus ciudadanos, lo que también las hará sostenibles.
Además, señaló que los principales desafíos en competitividad para las economías globales en 2024 y en adelante incluyen la transición hacia una economía circular y de bajas emisiones de carbono, la integración creciente de los mercados emergentes en la economía mundial, y mantener el ritmo de la transformación digital.