Por Joaquín Cruz Lamas
Cuando trabajaba como profesor de tiempo completo en Aguascalientes – una de las cosas que más he disfrutado en la vida –, había un pequeño detalle que siempre me molestaba; quizá es sólo una nimiedad. Algunos dirán que es exageración mía, que se trata de un exceso de perfeccionismo. Yo creo que no. Yo creo que se trataba de un detalle de suma importancia. El problema era que, con toda la tierra y el polvo que hay en un lugar desértico como lo es la Villa de Nuestra Señora de la Asunción de las Aguas Calientes, mis zapatos siempre terminaban sucios. Siempre.
No me juzgue de superficial, que no se trata de un asunto trivial. Un gran profesor que tuve en la escuela siempre nos decía que se puede conocer el grado de formalidad de una persona viendo el estado de sus zapatos. Piénselo muy bien: un problema de Aguascalientes es que, no importa dónde se esté, siempre se corre el riesgo de que al final del día nuestros zapatos estén sucios. No será un grado de suciedad exagerado; será sólo una delgada capa de polvo. El problema es que se nota, y se nota especialmente en los zapatos negros.
Ante semejante problema, di con una solución sencilla pero efectiva: compré unos zapatos color miel. Santo remedio. El polvo parece no afectarles, o les afecta muy poco. La gran ventaja del tono miel es que es perfecto para lugares como Aguascalientes, pues combina con todos sus elementos: se trata de un color cálido y agradable que va muy bien con tonos claros. No hace falta que le recuerde qué tanto calor puede llegar a hacer en dicha ciudad. En estas latitudes, siempre conviene tener en el armario ropa de colores claros que refleje la luz del Sol. Estos tonos, por lo general, combinan perfectamente con el color miel. Además, se pueden hacer cosas muy interesantes, como combinar el color de los zapatos con el color del portafolio. Otra ventaja de este tono es que es muy fácil encontrarlo en las tiendas, y se vende todo tipo de zapatos con él. Así que mi recomendación para el polvo y el calor es ésa: usar el tono miel y, de ser posible, usar zapato tipo mocasín, ya que tienden a ser más frescos.
“Con toda la tierra y el polvo que hay en un lugar desértico, mis zapatos siempre terminaban sucios. Siempre.”
Joaquín Cruz Lamas