Aunque no nació necesariamente para la medicina -porque su uso puede ser muy general y para muchas áreas-, la impresión 3D ha tenido un impacto muy positivo en ella.
En los 90s, por ejemplo, la impresión 3D se empezó a utilizar en implantes dentales y en prótesis personalizadas.
En la actualidad, el avance tecnológico ha permitido que la impresión 3D vaya aún más allá: ahora se pueden crear prótesis más avanzadas, órganos artificiales y brazos protésicos controlados mediante estímulos cerebrales.
Y ahora, aunque en un principio no se esperaba esto, la impresión 3D es una herramienta indispensable en la medicina, pues gracias a esta se, por ejemplo, mejoró la precisión en los procedimientos quirúrgicos con la producción de modelos anatómicos y herramientas adaptadas mucho más precisas.
Prótesis mucho más precisas
Uno de los avances más importantes fue el que impulsó la Unidad de Tecnologías Avanzadas en Diseño e Impresión 3D (UTADI 3D) del Hospital 12 de Octubre de la Comunidad de Madrid, que implementó moldes impresos en 3D en sus tratamientos oncológicos.
Los moldes mejoran la precisión y seguridad del tratamiento radioterápico, ofreciendo así una atención personalizada.
La tecnología que existe hoy día en impresiones 3D permite producir piezas adaptadas a los cuerpos de cada paciente. Esto hace que las piezas sean únicas y sean cada vez más funcionales, ergonómicas, sofisticadas y estéticas.