Por Anaisa González Orozco
La osteoporosis es una enfermedad metabólica del hueso que se caracteriza por generar porosidad en el mismo, lo que aumenta su fragilidad y, por lo tanto, el riesgo de sufrir fracturas como consecuencia de la disminución de la densidad ósea.
Es una enfermedad que generalmente aparece de forma silenciosa y su incidencia es mayor en mujeres que en hombres. Sin embargo, ambos pueden padecerla si su origen es otro más allá de la propia enfermedad. Con esto nos referimos a que la osteoporosis puede ser de dos tipos: primaria o secundaria.
En la primaria, encontramos la osteoporosis por la deficiencia de estrógenos-andrógenos que afecta a la mujer los años siguientes a la menopausia. Otra causa de tipo primaria es la osteoporosis relacionada con la edad.
El tipo secundario se produce cuando un fármaco o alguna otra enfermedad son los causantes de la pérdida de masa ósea.
Dentro de los factores de riesgo, según varios estudios realizados, se encuentran: déficit de estrógenos, de calcio y de vitamina D, exceso de cafeína y de alcohol, sedentarismo, edad, menopausia, fractura previa, ser fumador y tener antecedentes familiares de osteoporosis.
Dentro de las técnicas más utilizadas y efectivas en la Fisioterapia, se encuentran la magnetoterapia, hidroterapia, ejercicio físico, educación postural, técnica de relajación, movilizaciones activas y ejercicios para favorecer la circulación. Es importante agregar ejercicios centrados en el equilibrio, ya que éstos pueden disminuir el número de caídas.
Es normal que al padecer esta enfermedad se tenga miedo a realizar ejercicio físico, lo que lleva a las personas a adquirir mayores hábitos de inactividad. Pero es importante saber que los huesos necesitan del ejercicio para favorecer su mineralización y estimular la remodelación ósea y así tratar de mantener o evitar que la densidad ósea disminuya progresivamente.
Se deben evitar las actividades físicas de gran carga contra la gravedad o de alto impacto, por lo que se recomiendan ejercicios de resistencia, de fuerza y aeróbicos.
Es importante llevar a cabo un plan específico de los ejercicios adecuados en cada caso, y tomando en cuenta la situación de salud de cada persona y el tipo de carga que ésta pueda soportar. Por eso es importante que acudas con el fisioterapeuta tras un diagnóstico médico que confirme esta enfermedad.
“Es importante saber que los huesos necesitan del ejercicio para favorecer su mineralización y estimular la remodelación ósea.”
Anaisa González Orozco