Por Katya J. Orozco Barba
La cantidad de palabras que utiliza una persona promedio puede variar. Los universitarios mexicanos tienen un vocabulario cotidiano de tan solo 200 palabras. De acuerdo con la encuestadora Consulta Mitofsky, los ciudadanos mexicanos emplean 20 groserías en sus conversaciones cotidianas.
El silencio provocado por la pandemia ha permitido escuchar las palabras que nos decimos, las que se nos han dicho y las que decimos a los demás. Durante el confinamiento se ha registrado a nivel nacional un aumento en los índices de violencia familiar y acoso por internet; por ello, considero valioso hablar y cuestionar junto con el lector sobre algo este tema.
Todos los días escuchamos palabras. Si hoy hiciéramos una breve pausa y recordáramos las palabras más significativas que se nos han dicho, tal vez recordemos aquellas que han enmarcado momentos importantes. Cuánto aliento recibe el corazón a través de palabras como “Estoy contigo”, “Te acompaño en tu dolor”, “Qué alegría que estés aquí”, aunadas a un abrazo o a una caricia. Si somos afortunados, recordaremos el primer “Te amo”, el “Tú puedes”, un “Confío en ti”, palabras que con el paso del tiempo se convierten en puentes, anclas, cimientos o murallas en momentos difíciles.
Quizá así como todo encuentro con el otro empieza con un par de palabras, así toda violencia empieza por la lengua, por una palabra que hiere, abusa, rebaja o degrada a una persona o a sí mismo. Muchas de estas palabras descansan en algún sitio a pesar de quien las escucha.
Una de las consecuencias de la actual era instantánea y virtual es la reducción de palabras a mensajes abreviados, emojis e incluso charlas con temas tan subjetivos y aparentemente profundos que se reducen a unas cuantas líneas, abreviando cada vez más la posibilidad de conocer palabras y formas distintas con las cuales hablar. ¿Pero hasta dónde se puede llegar con palabras tan limitadas? ¿Con cuáles palabras contenemos la existencia de las cosas y de los otros? ¿con cuales creamos su sentido?
Dicho lo anterior, la palabra es un medio por el cual nos vinculamos con los demás o por el que también nos separamos. La violencia verbal es un concepto que quizá no nos ha sido ajeno en los últimos años. A pesar de la subjetividad del que las escucha, hay palabras que tradicionalmente se utilizan para degradar, ofender, maldecir, ignorar y limitar.
La invitación en esta breve ventana a la cuestión es a escuchar la propia palabra. Escuchar lo que se habla y, más aún, a quien lo habla. Quizá así, se abra la posibilidad de re-crear lazos que nos vinculen de maneras distintas con los otros y también con uno mismo.
Poner palabras al servicio de la violencia tendrá algunos efectos, así como también los tendrá ponerlas al servicio de la vida y del amor.
Fuentes de Consulta
Debayle, Martha. (2011, enero 21). “El vocabulario del mexicano”. W Radio. Recuperado de: <https://wradio.com.mx/programa/2011/01/21/martha_debayle/1295636940_414625.html>