En menos de una semana, el presidente entrante de Argentina, Javier Milei, concretó una inesperada medida económica: la devaluación del peso argentino frente al dólar norteamericano.
Frente a la llamada “hiperinflación” argentina, el mandatario ultraliberal tomó la decisión de devaluar en 54 % el peso argentino. Dicha devaluación dejó sin poder al peso argentino frente al dólar, que es una de las divisas más importantes del planeta.
Según Luis Caputo, el ministro de economía de aquel país sudamericano, con esta medida, el tipo de cambio del peso argentino pasó de 355.5 a 800 unidades por dólar, es decir, la moneda argentina es menos de la mitad de lo que era hace tan sólo unos días, antes de que Milei tomara la presidencia.
Si bien el peso argentino viene arrastrando una racha difícil, en realidad, esta devaluación es atípica, pues lo que antes se había observado era más bien una depreciación.
¿Devaluación y depreciación?
De acuerdo al banco BBVA, la depreciación es la “pérdida de valor de un activo. Disminución del valor de una divisa, de un valor negociable o de un metal cotizado respecto de otro u otros”.
Por otro lado, la devaluación es un asunto un poco más delicado. También implica la disminución del valor de una moneda, sin embargo, esta es motivada por la decisión de las autoridades, del gobierno.
La devaluación, para llamarse así, requiere de la intervención oficial del estado para que certifique y avale esa disminución. Justo eso fue lo que pasó en Argentina: las autoridades decidieron bajar el valor de su peso.
Más allá de la polémica política implementada por el nuevo gobierno ultraderechista y de sus resultados, el banco Santander advierte que la devaluación ocasiona que, a la par, la población pierda poder adquisitivo.