Autor: [Joaquín Cruz Lamas]
Se dice popularmente que hay vestirse de acuerdo con el trabajo que uno desea tener, no tanto de acuerdo con el trabajo que uno tiene. Si bien creo que hay algo de verdad en esta frase, también creo que podemos levantar algunas objeciones.
Primero que nada, me inquieta un poco que la frase haga una alusión directa al trabajo. Es verdad: nuestro atuendo en el trabajo constituye un elemento de gran importancia; sin embargo, habría que ampliar el espectro. Nuestro panorama no puede quedar reducido exclusivamente al ámbito laboral. La vestimenta es algo que usamos todos los días, casi todo el tiempo, no se limita solamente a las horas de oficina; es una especie de segunda piel dentro de la cual vivimos. Diría yo, por lo tanto, que hay que decir –primero que nada– eso: no se trata solo del trabajo, se trata de la vida. Y la vida es muy rica y muy compleja.
Dicen algunas personas –en tono de broma, por supuesto– que hay que tener cuidado con la ropa que se elige cada mañana, ya que, si llegamos a morir ese día, lo que sea que estemos usando va a ser el atuendo de nuestro fantasma para la eternidad. No sé si sea exactamente ese el modo en que funciona la vida eterna, pero sí sé que aquel dicho refleja algo de cierto: lo que llevamos puesto dice mucho de nosotros. La otra objeción que le haría a esta frase es que no trata solamente de una cuestión de aspiraciones. Es verdad: vestirnos en función de aquello que queremos llegar a ser –y hacer– nos enriquece en el atuendo y en la imagen que proyectamos, pero la cuestión es mucho más profunda. Nuevamente hay que decir que no hemos de limitarnos a lo laboral y, al mismo tiempo, hemos de decir que no se trata sólo de proyectar una imagen ante los otros. La primera persona que tiene que estar feliz y satisfecha con el propio atuendo es uno mismo. Nos vestimos bien no para que los demás crean que somos esto o aquello, nos vestimos bien para estar cómodos con nosotros mismos. Nos vestimos bien, principalmente, porque nos queremos y porque nos sabemos dignos de llevar puesto algo que agrade a la vista. Así que la próxima vez que elija su atuendo piense: ¿es esta la forma en que me concibo a mí
“Nos vestimos bien no para que los demás crean que somos esto o aquello, nos vestimos bien para estar cómodos con nosotros mismos.”