En abril pasado, se aprobó en comisiones de la Cámara de Diputados una reforma constitucional histórica que busca reducir la jornada laboral y establecer un modelo de cinco días de trabajo por dos de descanso.
Ello implicaría una disminución de 48 a 42 horas semanales. La noticia causó revuelo porque en México se tiene más de 100 años que no se modifica la jornada laboral.
Sin embargo, el proyecto no logró llegar al pleno, es decir, todavía no termina con su proceso legislativo.
Por ello, la agenda laboral del próximo periodo de sesiones tendrá como epicentro de debate a esta reforma y, si todo sale bien y a favor, se garantizarían dos días de descanso semanal para todas y todos los trabajadores.
La reducción de la jornada de trabajo es uno de los temas de la agenda legislativa laboral que más expectativas ha generado y que dará más de qué hablar en los pasillos del Congreso de la Unión.
El periodo de sesiones del Congreso inicia el 1 de septiembre, una vez arrancado se decidirá cuándo se habrá de discutir esta reforma.
Ya en otros países se ha tenido este debate, como Colombia o Chile, que ya pactaron y aprobaron su reducción de jornada laboral.
La aprobación en el Pleno del Poder Legislativo mexcano dependerá de los acuerdos que se alcancen, no sólo entre legisladores, sino también con las cúpulas económicas y empresariales.
Esta reforma implica un cambio constitucional, por lo que el proceso no es sencillo y requiere de mucha discusión.
El argumento principal que sostiene esta reforma laboral es que el descanso es en realidad un pilar fundamental para una mejor productividad, eso, además de que puede darle mejores resultados a las empresas, también incide en el desarrollo personal de las y los trabajadores, pues tienen más tiempo para descansar y compartir con familiares o amistades.