Por estereotipos de género, las mujeres hacen doble trabajo: mientras tienen su trabajo regular, después de este también se encargan de hacer las labores domésticas y de cuidado del hogar, lo que hace que finalmente lleguen al agotamiento por la pesada carga laboral.
A este fenómeno se le llama “dobles jornadas laborales” ya que implica que las mujeres trabajen en empleos remunerados pero que también se encarguen de las labores domésticas y de cuidado de sus hogares.
De acuerdo al Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) en México 3 de cada 4 personas cuidadoras son mujeres.
De ahí que las mujeres que realizan una doble jornada laboral, trabajen casi 73 horas semanales en promedio. Esa carga de trabajo afecta mucho en el desarrollo de las personas.
Según el IMCO, el 29% de las personas cuidadoras económicamente activas (es decir, que tienen un trabajo remunerado por fuera) se sienten cansadas y el 25% ha tenido que reducir sus horas de sueño.
El no tener un descanso adecuado termina afectando emocionalmente a las personas e incluso afecta también en su productividad.
El fenómeno de las “dobles jornadas laborales” -que viven más las mujeres- hace que estas tengan que renunciar a sus empleos y eso finalmente hace que las mujeres se alejen del mercado laboral y dejen de lado su desarrollo profesional.