En un experimento científico revolucionario, investigadores de los Estados Unidos y Suecia han logrado crear ratones con pelaje largo, rizado y de tonalidades doradas, similares al que se cree que poseían los mamuts lanudos, los emblemáticos animales que se extinguieron hace más de 6.000 años en Europa y Asia. Este avance forma parte de un esfuerzo más grande para probar la viabilidad de revivir ciertas características de animales extintos mediante la manipulación genética.
La investigación fue liderada por Colossal Biosciences, una empresa fundada en 2021 por Ben Lamm y el biólogo George Church, con el objetivo de utilizar ingeniería genética para modificar especies modernas y restaurar rasgos perdidos debido a la extinción. En esta ocasión, el equipo de científicos se concentró en la creación de ratones modificados genéticamente a través de la técnica de edición CRISPR/Cas9, logrando producir siete ratones con características visibles relacionadas con el pelaje, tales como texturas rugosas, pelo ondulado y colores alternados.
Este proyecto tiene como fin último probar la posibilidad de editar genes de animales más grandes, como los elefantes asiáticos, para asemejarlos a los mamuts lanudos, adaptándolos a condiciones de frío y logrando que desarrollen un pelaje grueso. Según Beth Shapiro, directora científica de Colossal Biosciences, el trabajo con ratones tiene como propósito «validar nuestro enfoque para revivir los rasgos perdidos de especies extintas».
La clave del experimento radica en la identificación de genes clave de los mamuts a partir de ADN antiguo, los cuales están relacionados con adaptaciones al frío, como el pelaje y el metabolismo de las grasas. Estos genes fueron modificados en los ratones, generando efectos visibles como el pelo largo y ondulado, así como una mayor capacidad para almacenar grasa, una característica importante de los mamuts lanudos.
Este paso inicial con ratones lanudos se considera fundamental antes de intentar realizar modificaciones genéticas en animales más grandes, como los elefantes asiáticos. Sin embargo, el concepto de «de-extinción», que busca revivir especies extintas, es altamente controvertido. Si bien algunos defienden que este tipo de avances podría restaurar ecosistemas perdidos y corregir daños causados por la actividad humana, otros cuestionan los riesgos éticos y ecológicos que conlleva la reintroducción de especies modificadas.
El debate sobre la viabilidad de la «de-extinción» se intensifica, pues muchos expertos advierten que los animales modificados podrían no ser capaces de sobrevivir en los hábitats actuales, los cuales han cambiado drásticamente desde la extinción de los mamuts. Kara Rogers, editora de ciencias biomédicas de la Enciclopedia Británica, plantea que la extinción de especies muchas veces fue causada por la pérdida de hábitat y que, al restaurar animales extintos, podría desestimarse la importancia de proteger las especies actuales.
Además, el temor de que la «de-extinción» se perciba como un proceso reversible podría reducir los esfuerzos en la conservación de especies en peligro de extinción. No obstante, los científicos coinciden en que los avances en genética y biotecnología derivados de estas investigaciones podrían tener un impacto positivo en la conservación de la biodiversidad y en la comprensión de los mecanismos evolutivos.
Este trabajo pionero con ratones lanudos es solo el principio de una serie de investigaciones que buscan reactivar características perdidas en especies extintas y plantean preguntas sobre el futuro de la biotecnología y la conservación en el siglo XXI. Sin duda, la creación de estos ratones lanudos marca un hito en la ciencia, pero también abre la puerta a una conversación ética y científica crucial sobre los límites de la manipulación genética.