La propuesta de revivir una fuente de energía, especialmente una central nuclear, siempre genera más preguntas que respuestas. En este caso, la planta Three Mile Island en Pensilvania, famosa por un accidente nuclear en 1979, está en el centro de la controversia. Cerrada parcialmente tras el incidente y completamente en 2019, la central nuclear es ahora objeto de un ambicioso plan de reactivación por parte de Constellation Energy, que busca una inversión de más de 1,600 millones de dólares para modernizarla.
La noticia ha impulsado las acciones de Constellation Energy en un 16 %, lo que refleja el optimismo del mercado. El nuevo nombre de la planta, Centro de Energía Limpia Crane, honrará a su extinto CEO, Chris Crane, y se espera que las mejoras incluyan transformadores, turbinas y sistemas de refrigeración. Sin embargo, la reactivación requiere una significativa inversión en personal y la aprobación de la Comisión Reguladora Nuclear.
El cliente principal de esta energía renovada será Microsoft, que ha comprometido la compra de aproximadamente 835 MW de electricidad durante 20 años. Bobby Hollis, vicepresidente de energía de Microsoft, ha señalado que esta energía nuclear libre de carbono alimentará sus centros de datos de inteligencia artificial en varios estados. Esta decisión se alinea con los objetivos de la compañía de eliminar las emisiones de carbono para 2030.
No obstante, la memoria del accidente de 1979 plantea serias preocupaciones sobre la seguridad de la planta y la continuidad de su producción. Con el objetivo de evitar una nueva catástrofe, tanto Microsoft como Constellation Energy deberán implementar medidas rigurosas para garantizar un funcionamiento seguro.
Resucitar una fuente de energía que ha estado inactiva durante años conlleva riesgos significativos. La colaboración entre las dos entidades es crucial para que esta “muerta” no cause más problemas en el futuro. La energía nuclear podría ser una solución efectiva, pero también representa una responsabilidad monumental.