Por Joaquín Cruz Lamas
El colorido personaje que la cultura popular nos presenta como Santa Claus es, en realidad, San Nicolás de Bari, Obispo de la ciudad de Mira (región de Anatolia, en la actual Turquía) que nació en el siglo IV. ¿Se imaginó usted que Santa fuera tan viejo?
¿De dónde surgió entonces el nombre que lleva actualmente? Muy sencillo: “Claus” viene del nombre en latín “Nicolaus”, que se traduce como Nicolás, y “Santa” viene de su calidad de Santo. Es decir: en el fondo le seguimos diciendo San Nicolás.
¿Por qué Santa se toma la tremenda molestia de llevarle regalos a los niños? Bueno, esa costumbre suya no es para nada nueva. Ya desde que era obispo de Mira, por allá del siglo IV, comenzó a adquirir fama porque salía en las noches a dejar regalos en las casas de las familias más necesitadas de la ciudad. Hoy en día los niños le piden juguetes, pero antes no era eso lo único que llevaba. San Nicolás sabía que las familias que visitaba tenían gastos y necesidades qué cubrir (sí, ya desde el siglo IV había esos problemas), así que, según dicen, llevaba esferas de oro sólido que dejaba en las casas de aquellas familias. De hecho, una forma de reconocerlo en los cuadros más antiguos que hay de él es, precisamente, gracias a que lo retratan llevando unas esferas de oro.
Pero San Nicolás no sólo llevaba regalos a los niños. Mientras fue obispo de Mira siempre se preocupó por el bienestar y la defensa de los marginados. De hecho, una de las razones por las que repartía oro era para que las familias de escasos recursos pudieran pagar las dotes de sus hijas cuando éstas se casaran. Nicolás se hizo famoso por ser un hombre muy dulce, pero en su defensa de los más necesitados siempre fue muy aguerrido.
¿Y de dónde sacaba todo el oro que repartía? Nada más y nada menos que de su fortuna personal. Nicolás nació en una familia muy adinerada y por ende recibió una gran herencia. En lugar de gastar esa herencia en sí mismo, decidió repartirla entre aquellos que más lo necesitaban. Quizá ahora en Navidad podríamos imitar el ejemplo de este gran hombre que sigue inspirado a muchas personas hasta la fecha. Puede ser que no podamos ponernos a repartir oro a manos llenas, pero creo que sí podríamos tener pequeños gestos de generosidad con aquellos que nos rodean.