Seguramente en algún momento de tu vida tendrás que enfrentarte con el Servicio de Administración Tributaria (SAT), la institución que se encarga de todos los asuntos fiscales del país y que por ello incluso llega a ser muy temida.
Justo por esa “mala fama” aquí desmentiremos los mitos que hay alrededor de ella, ya que, más allá de perjudicar a la sociedad, pretende ayudar a su desarrollo.
¿Qué es el SAT y para qué sirve?
La famosa SAT es una dependencia federal que se encarga principalmente de dos acciones: recaudar impuestos y vigilar que todas las personas cumplan con sus obligaciones fiscales, porque sí, como ciudadanas y ciudadanos, existen obligaciones que se tienen que cumplir, como el pago de ciertos impuestos.
A través de esta institución, toda persona (física o moral) que tenga un RFC tendrá que pagar sus impuestos para así recaudar dinero público, dinero que el estado y los gobierno deben usar para gobernar, ya sea en obras, o en garantizar los derechos como el agua, vivienda, movilidad y demás.
El SAT se creó en la década de los 90 justo para aumentar la recaudación de impuestos, y ahora es una institución independiente a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
En otras palabras, es gracias al SAT que el estado recauda dinero, dinero con el cual se paga la educación, salud, obras públicas, programas sociales y demás. Sin ese dinero, el estado no podría sobrevivir.
Impuestos y declaraciones
Si tú eres una persona asalariada y la empresa en la que trabajas es formal, es tu patrón quien se encarga de hacer tus pagos de impuestos y tus declaraciones.
Sin embargo, si por otro lado eres una persona física con una actividad económica extra registrada ante el SAT (es decir, si eres un freelance que está registrado ante esta dependencia), tú eres quien se tiene que encargar del proceso de declaraciones y pago de impuestos.
Si no sabes cómo hacerlo, no pasa nada, se puede contratar a un contador o contadora para que haga esa labor, o incluso se puede pedir asesoría en el SAT para aprender esos procesos.
El proceso de pago de impuestos como freelance es tan simple como lo siguiente: primero debes registrar tu actividad económica extra al SAT; una vez hecho eso, cuando te contraten, debes emitir una factura por el costo del servicio que se otorgó, misma que te servirá después para declarar al SAT cuánto ganaste por ese servicio, y con base en eso pagar los impuestos correspondientes a dicho servicio.
Ese es un proceso constante que, según el tipo de régimen al que se pertenezca, debe hacerse cada mes. Si en un mes no te contrataron, no pasa nada, sólo se declara que no hubo ganancias y por tanto no se tienen que pagar impuestos.
Al ser un proceso constante, a veces las personas olvidan declarar en cero o incluso hacer las declaraciones de sus ganancias, pero el problema no es mayor, se resuelve yendo al SAT a regularizarse.