El 6 de septiembre, la nave espacial Starliner de Boeing regresó sin tripulación al puerto espacial White Sands en Nuevo México, culminando una prueba de vuelo de tres meses en la Estación Espacial Internacional (EEI). El aterrizaje ocurrió a las 10:01 p.m. MDT, marcando un hito importante en la colaboración entre la NASA y Boeing.
Aunque fue necesario regresar la nave sin tripulación, se pudo aprender mucho sobre su desempeño en el entorno más extremo posible. La Agencia espera continuar trabajando con Boeing para certificar Starliner para misiones de rotación de tripulación a la EEI.
Lo que parecía ser una misión espacial de una semana se ha ido alargando hasta un año más, para los tripulantes, Wilmore y Williams regresarán en la nave Crew Dragon de SpaceX, todo parece indicar que permanecerán en la estación espacial internacional hasta un nuevo comunicado. Todo debido a problemas iniciales con la nave.
La nave vacía viajó en modo autónomo después de desacoplarse del laboratorio en órbita. La cápsula, que sufrió problemas técnicos posteriormente de su lanzamiento con los astronautas de la NASA Butch Wilmore y Suni Williams a bordo, se consideró riesgosa para transportarlos de vuelta.
Tras el regreso de Starliner, un portavoz de la NASA dijo que estaba satisfecho con el aterrizaje exitoso de la nave, pero que deseaba que todo hubiera salido como se había planeado originalmente.
El viaje de regreso duró seis horas. Después de que reingresara a la atmósfera terrestre, se utilizaron paracaídas para desacelerar su descenso en el puerto espacial White Sands en Nuevo México.
La NASA declaró anteriormente que los astronautas estaban de buen ánimo y en contacto regular con sus familias.
Steve Stich, gerente del programa de tripulación comercial de la NASA, dijo que ambos astronautas eran apasionados por sus trabajos. “Ahora entienden la importancia de seguir adelante y recuperar el vehículo de manera segura”, señaló.